¿Por qué necesitamos archivos ciudadanos?

ANDALUCÍA

¿Por qué necesitamos archivos ciudadanos?

Dos registros documentales en Andalucía ponen en marcha durante este mes de junio sendas campañas de crowdfunding para iniciar su andadura. De una lado, el archivo Contra la Pared nace en la capital hispalense con la intención de convertirse en un archivo ciudadano que recoja la propaganda social y política desde el año 78 a la actualidad. Por otro lado el Grupo de Estudios Campesinos Juan Díaz del Moral recauda fondos para la elaboración de un archivo oral y documental de luchas jornaleras que tendrá sede en la Universidad de Córdoba.

Paulino Ramos, Diagonal Andalucía. Diagonal Movimientos

 

 

 

No son pocas las veces que sentimos que la alegría por algún acontecimiento está marcada por las casualidades. La tarde anterior a la que recibía la información que motiva este artículo una amiga me contaba que no sabía qué hacer con una caja llena de pegatinas, carteles y folletos relacionados con actos y eventos a los que había asistido y que formaban parte, no sólo de sus recuerdos personales, sino de su propia biografía relacionada con las luchas comunes.

La mañana siguiente Santiago Barber, Ricardo Barquín Molero y Macarena Madero, activistas audivisuales, daban pistoletazo de salida a la campaña de crowdfunding para la elaboración y puesta en marcha del Archivo Contra la Pared, un archivo digital realizado para rescatar los documentos gráficos realizados por colectivos e iniciativas de carácter político y social de la ciudad de Sevilla a partir del año 1978. Ese mismo día, el grupo de estudios campesinos Juan Díaz del Moral activaba también su propia campaña para financiar otro archivo oral y documental relacionado con las luchas jornaleras y campesinas, que viene a ser único en Europa. Ambas iniciativas están respaldadas por la UNIA (Universidad Internacional de Andalucía) a través de la campaña ‘Capital Riego 2015. De lo público a lo común’, un proyecto de financiación colectiva y colaboración distribuida.
 

Javier García Fernández expone que el Archivo oral y documental de luchas campesinas es una forma de que los movimientos sociales invadan la academia

La campaña del primero de los archivos comienza con una pregunta que resulta fundamental para entender el carácter de este tipo de archivos: ¿Por qué necesitamos archivos ciudadanos? Los promotores de la iniciativa nos invitan a cuestionarnos la pertinencia de este tipo de archivos, aquellos que nacen desde las necesidades de sus protagonistas, que imponen sus propias lógicas de existencia y que, desde ahí, pueden llegar a dialogar con todas aquellas instituciones –sociales, académicas o administraciones públicas– desde el reconocimiento mutuo. Nos emplaza a plantear la necesidad de documentar nuestra propia narrativa. “Contra la Pared” quiere convertirse en un registro digital formado por documentos relacionados con movimientos sociales y políticos de la ciudad de Sevilla, “no como un museo, sino como una parte viva de la memoria colectiva”. Apelan directamente a la “responsabilidad común mediante la gestión colectiva y democrática de los datos como una forma de evitar la patrimonialización de terceros”.

Por su parte, Javier García Fernández, del Grupo de Estudios Campesinos nos expone que el Archivo oral y documental de luchas campesinas es una forma de que los movimientos sociales invadan la academia, conquisten la universidad y pueden reclamar un espacio que también les pertenece. Los movimientos sociales como sujetos de cambio han de “generar sus propias redes, conquistar espacios reales y capacidad propia de generar discurso y análisis social”. Según este historiador, los movimientos jornaleros y campesinos “han sido motor de muchos cambios en momentos de crisis” es por eso que ven muy necesario reconstruir el pasado de las luchas jornaleras, con un fin de recuperación histórica y de puesta en valor. “La palabra y la memoria de los movimientos sociales y populares por una vida en los municipios rurales son un patrimonio social y cultural muy rico y hoy más que nunca necesario para los movimientos sociales ecologistas, rurales y campesinos”, exponen en su declaración de intenciones.

 

Los promotores del Archivo Contra la Pared de la iniciativa nos invitan a cuestionarnos la pertinencia de este tipo de archivos

 

Una cuestión que parece común a ambos proyectos, a pesar de ser archivos con un cariz retrospectivo, es el carácter de pilar de apoyo para las luchas venideras. La propuesta del archivo Contra la Pared está pensada para que aquellas personas que quieran hacer uso del mismo tengan dos posibilidades: la aportación de materiales por un lado y el uso indiscriminado por el otro. Sus promotores quieren que los futuros usuarios del archivo puedan tratarlo también como un espacio para la interacción y el juego. Proponen que las distintas catalogaciones que se hagan del mismo no respondan a la típica taxonomía cronológica y temática exclusivamente, quieren que el archivo pueda contener clasificaciones por colores, por estética, por lemas, por narrativas, etc., e incluso facilitar las comparaciones con diferentes épocas. Para ellos esta manera de plantearlo está dirigida “a facilitar otros recorridos por el archivo que permitan romper la linealidad temporal, y abran paso a la sorpresa y el encontronazo, todo ello con el fin de estimular la reapropiación de las imágenes”, siendo esta una manera de entender que “el material político está siempre vivo si lo recontextualizamos”.

 

De la misma forma, el archivo campesino también tiene esa vocación de futuro al tratar de centrar la documentación en referencia a los movimientos por la agroecología y la soberanía alimentaria como una forma de facilitar el acceso para futuras movilizaciones o investigaciones sobre el tema. “Las luchas por la soberanía alimentaria y por la agro-ecología precisan hoy de una memoria fuerte de estas luchas”. Una de las innovaciones de este archivo es la incorporación de una sección dedicada a la oralidad. Según García, “el documento no ha sido protagonista de las luchas jornaleras, mientras que la transmisión de conocimientos orales siempre ha estado presente, la oralidad como elemento político”. Digitalizar este tipo de registros significa dar continuidad y fuerza a las luchas por los bienes comunes. Como enfatizaba Javier “el pasado no le pertenece ni al estado, ni al individuo, el pasado es de la comunidad”.

Follow us on Social Media