MEMORIA / MUJERES Y REPÚBLICA

(Publicado en Ronda Semanal el 09.03.2019)
Hace un año que las médicas, enfermeras y auxiliares del hospital hacían lo necesario, con los magníficos medios de nuestro sistema público de salud, para que yo pudiera seguir escribiendo y recuperando parte de la verdad, la justicia y la reparación que tanto necesitamos para curarnos.
Fue la madrugada del 24 de Febrero y todavía me pregunto si fue casualidad o causalidad, porque ese mismo día murió mi hermano Juan y esa misma noche del 1937 eran secuestrados mi padre y mi abuelo por falangistas cumpliendo órdenes de Queipo de Llano. Acababan de volver de la huía, esperanzados de terminar la pesadilla con la falsa promesa de que nada les pasaría. Tal fue el terror que 18 días más tarde fusilaban a mi abuelo Frasquito El Bueno junto con 43 rondeñas y rondeños más y a mi padre le obligaron a un batallón de choque. ¿Fue casualidad o fue causalidad provocada por ese terror del 24 de Febrero que quedó impreso en los genes de mi padre y nos lo transmitió a sus dos hijos?
El año pasado escribí que la República es mujer y decía : “No sería yo mismo si no escribiera unas palabras de agradecimiento a toda la gente del hospital, ambulancia y servicio de catéter del clínico por su forma de ser y estar. En todas estas personas he encontrado lo que decía nuestro paisano Cayetano Arroyo : yo soy tú mismo. He retenido caras, sonrisas, expresiones y nombres en mi recuperado corazón. Cumplen con su obligación de cuidar la salud de la sociedad, pero hay formas y formas. Y las de todas estas personas son exquisitas, humanas y sociales a pesar de tantas horas seguidas de trajín. Y también he retenido que la mayoría son mujeres. Desde la misma noche que ingresé en urgencias. Allí me pareció ver que me atendían, entre médicas, enfermeras y otras, hasta 14 mujeres. No había ningún hombre. Solamente el conserje de la entrada. Era la madrugada del día 24, una noche de agua, viento y niebla. Llegué con el corazón helado y he salido la víspera de la huelga con el corazón vivo lleno de agradecimiento a todas esas personas que son nosotros mismos.”
Llegaba el 8 de Marzo con la anunciada huelga feminista y mi corazón stentarizado anhelaba estar con nuestras compañeras así que pedí el alta para no perder este día por el que había luchado toda la vida: La mujer trabajadora demostrando que sin ella la sociedad no funciona. Esta sociedad machista ha hecho creer que unas personas son superiores a otras y pueden disponer a capricho de las demás. ¿Podría funcionar el hospital sin ellas? pensaba mientras recordaba que 14 mujeres me salvaban la vida sin que hubiera ningún hombre aquella noche de perros.
Camino de la Plaza del Socorro me encontré con la compañera Jenny Martín Nat que guiaba un grupo con su buen humor invitándome a ir con ellos, pero yo había quedado cerca con Isabel Aguilera e Inma Guerrero que me reprocharon haber ido. Pero es que no podía faltar… mi corazón renovado me lo pedía. Y me encontré muy bien porque me saludaron tantas personas a las que quiero que al final del acto estaba feliz aunque bastante cansado. Mientras volvía por la calle La Bola con un grupo de luchadoras y cogido del brazo con nuestra querida y llorada Inma Guerrero pensaba que este modelo de sociedad machista se tiene que acabar, que nos falta el empujón que comenzaron nuestras milicianas y nos libraremos para siempre de tantos crímenes, de tanta desigualdad y de tanta opresión.
Francisco Pimentel
Memoria Histórica de Ronda
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