Jueves, 30 de mayo. Salón de actos, 18:00. Asistencia libre y gratuita hasta completar aforo
Arturo Morales Muñiz (Laboratorio de Arqueozoología, Departamento de Biologia, Universidad Autónoma de Madrid)
En paralelo al paradigma de cambios secuenciales que caracteriza la evolución de la dieta humana a nivel de recursos terrestres, la explotación del recurso acuático, circunscrita las más de las veces al sector animal, vendría caracterizada por discontinuidades más atenuadas desde sus orígenes en el Paleolítico inferior hasta mediados del siglo XIX, cuando la revolución industrial potenció el desarrollo de las pesquerías oceánicas y la transformación de la industria pesquera y derivadas. Por tales razones, pesca y marisqueo, como las cocinas marineras y los modos de procesado y transformación de estos productos que de ellas derivan, ejemplifican en mucha mayor medida que los recursos terrestres inercias culturales que muchas veces habremos de leer entre líneas.
El Mediterráneo es uno de los espacios mejor documentados del mundo a nivel de actividades halieúticas y cuna de una dieta ahora bien conocida. Microcosmos en tantos otros aspectos de las sociedades humanas, el Mediterráneo ejemplifica también estas inercias culturales referidas a los recursos acuáticos. Ciertamente, en lo que a diversidad marina se refiere, las colecciones del Paleolítico Inferior en el espacio mediterráneo son, a todos los efectos, idénticas a las de depósitos cientos de miles de años más jóvenes. Y las diferencias que eventualmente encontraremos habremos de detectarlas a un nivel analítico más sutil. Son estos matices y sus circunstancias ambientales, culturales y temporales los elementos que configuran el contenido de esta presentación.