Una plataforma pide a Miquel Iceta la puesta en marcha de un centro con un archivo virtual que aglutine la fotografía hecha en España y que los archivos dejen de estar dispersos para evitar su pérdida
“España es uno de los cuatro países europeos -los otros son Chipre, Malta y Rumanía- que aún carecen de centro nacional de fotografía”
Como recuerda el fotoperiodista Chema Conesa, “España es uno de los cuatro países europeos -los otros son Chipre, Malta y Rumanía- que aún carecen de centro nacional de fotografía y se están perdiendo millones y millones de imágenes”. Él mismo acaba de montar la exposición ‘Alfonso. Cuidado con la memoria’ en la Fundación Canal de Isabel II en Madrid gracias a que el Estado compró el archivo de esta agencia legendaria en los años noventa. “Pero, ¿qué pasa con los treinta fotógrafos de la época de Alfonso? ¿Dónde está eso? Se ha perdido. Somos los parias de la fotografía. Este país nunca ha reconocido la fotografía como un valor más allá del mismo hecho comercial”, se lamenta Conesa.
Casi cuaja… pero no
En 1984 ya se puso sobre la mesa la posibilidad de montar este centro en unas jornadas celebradas en el Museo de Arte Contemporáneo, hoy Museo del Traje. Por allí estaba López Mondejar que recuerda que la idea se fue al traste porque “entonces se iniciaban los movimientos nacionalistas en Galicia, Cataluña… y eso de un centro nacional como que sonaba mal. Nosotros dijimos, ¡pero si la sede puede estar en Barcelona o La Coruña!, pero nada, no salió”.
Tuvieron que pasar otras dos décadas para que la idea estuviera a punto de cuajar. Fue en 2008 con César Antonio Molina como ministro de Cultura. López Mondéjar seguía impulsando este centro y el ministro reunió “a los que dábamos más guerra con este tema y nos dijo que se iba a hacer en la Tabacalera de Lavapiés”. Era el famoso proyecto estrella de Molina: un centro de artes visuales que ocuparía varias disciplinas. Tampoco llegó a nada. Y no solo no salió sino que Molina incluso fue cesado. Le sustituyó Ángeles González-Sinde, que en 2010 retomó el proyecto y se llegó a aprobar una partida presupuestaria para que el centro tuviera su sede en un antiguo edificio del Banco de España en Soria. Se había decidido la descentralización de la nueva institución, pero esta vez la culpa la tuvo la crisis económica. “El gabinete de [Pedro] Solbes [entonces ministro de Economía] decidió que aquello no era prioritario y se lo cargó”, resume Castro Prieto. Y hasta hoy.
En 1984 ya hubo una propuesta pero “se iniciaban los movimientos nacionalistas en Galicia, Cataluña y eso de un centro nacional sonaba mal”
Durante el confinamiento, la idea de este centro volvió a revolotear. Sobre todo después de varias reuniones infructuosas entre fotógrafos como Castro Prieto, Chema Conesa, Gervasio Sánchez y Cristina de Middel y el ministro José Manuel Rodríguez Uribes. Ante la dejación del ministerio -como había ocurrido con el resto de disciplinas- los fotógrafos se plantearon volver a solicitar el centro y para ello se creó una Plataforma tras la cual estaban los 15 premios nacionales vivos, que se lanzó el pasado mes de mayo. A día de hoy tiene más de 7.000 firmantes. Esta vez la idea era, además, mucho más transversal puesto que no es solo la creación de un gran archivo sino que se pretende que sea también una institución de apoyo a los fotógrafos, que impulse la fotografía española en el mundo y que sirva para implantar una carrera de grado de Fotografía en la universidad.
Y ahora… la descentralización
Con la llegada de Miquel Iceta al Ministerio de Cultura, los fotógrafos volvieron a llevarle la idea que, según dicen, fue bien recibida. Desde el propio ministerio aseguraban a este periódico que es cierto que había habido conversaciones, “pero sin concreción”.
Sin embargo, esta semana una pieza de esta historia saltó por los aires: la dimisión de la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco, por sus discrepancias con respecto a la política de descentralización y dispersión de piezas artísticas -como la Dama del Elche – que se quiere poner en marcha desde el ministerio, aunque desde el gabinete de comunicación de Cultura se ha negado este extremo. Y precisamente era con Jiménez-Blanco con quien se estaba al habla.