¿Leer con los oídos?: audiolibros y literatura infantil y juvenil
Araceli García-Rodríguez. araceli@usal.es Grupo E-Lectra. Universidad de Salamanca. Miembro del Grupo ThinkEPI. orcid.org/0000-0003-4102-3340
Raquel Gómez-Díaz. rgomez@usal.es Grupo E-Lectra. Universidad de Salamanca. Miembro del Grupo ThinkEPI. Orcid 0000-0002-1423-1315
INTRODUCCIÓN
Un audiolibro, término que comenzó a utilizarse en Estado Unidos en la década de los 70, es una grabación de un libro leído en voz alta, por una sola persona o dramatizados con varias voces y la incorporación de música y efectos sonoros. Es importante no confundir un audiolibro con los textos a voz (TTS), puesto que el TTS es un software que lee en voz alta un texto digital[1] y que, generalmente, está destinado a personas con dificultades lectoras.
A pesar de que pueda parecer que los audiolibros son algo novedoso, las primeras grabaciones datan de los inicios del fonógrafo (1877), si bien fue necesario esperar hasta la invención del gramófono en 1887 y de los discos de larga duración, para que la idea fuera cobrando cuerpo.
Según Cordón-García (2018) en sus orígenes los audiolibros estaban orientados a personas con discapacidad. Los primeros “libros parlantes” los realizó el Instituto Real Nacional para Ciegos (RNIB) de Reino Unido hacia 1920 y se desarrollaron especialmente a partir de los años 40 pensando en los soldados ciegos que volvían de la Segunda Guerra Mundial. En el ámbito infantil Cahil y Moore (2017) señalan que una de las primeras grabaciones para niños fue “Mary had a Little lamb” una canción de cuna estadounidense del siglo XIX y que el primer productor que comercializó libros para niños en Estados Unidos fue Harper Columbia con la serie Bubble Books.
A finales de los 60 se empezaron a utilizar las cintas de casete y en los 80 los discos compactos. Durante más de 20 años convivieron tecnologías muy diversas (vinilos, casetes, CD, mp3, etc.), que actualmente han sido desplazadas por los servicios en streaming que, combinados con la popularización de los smartphones, han descubierto la verdadera potencialidad de un mercado que hasta hace unos años estaba restringido a circuitos muy especializados.
Actualmente, los audiolibros ya no se desarrollan solo para personas con discapacidad visual o la enseñanza de idiomas, sino que se han popularizado y se dirigen a todo tipo de público, también el infantil, es decir, se trata de un producto antiguo que se incorpora y se expande en el mundo digital.
Desde hace algunos años el sector está viviendo una época dorada, su crecimiento está siendo constante e imparable en todos los países, así por ejemplo el informe anual de la Audio Publishers Association (APA) que estudia específicamente los datos del sector, señala un aumento del 22,7% en los ingresos de audiolibros en el 2017 frente al año anterior (Vázquez, 2018 a).
Si nos centramos en el mercado norteamericano el que el audiolibro es el segmento que más rápido ha crecido en la industria editorial digital, según el último informe de Pew Research, ha habido un aumento significativo en la proporción de estadounidenses que los consumen, aumentando del 14% al 18%. Casi una cuarta parte (23%) de los jóvenes de 18 a 29 años han oído alguno en los últimos 12 meses, en comparación con el 16% que lo hicieron en 2016 (Vázquez, 2018 b). Hay quienes incluso aventuran, como Markis Dohle de Penguin Random House que de “aquí a cinco o siete años habrá más audiolibros que libros” (Lastrero, 2016).
En cuanto al perfil de los consumidores, la encuesta nacional de Edison Research sobre patrones de consumo y compra de podcast y audiolibros (“Another banner year of robust growth for the audiobook industry,” 2018), revela que se trata de una persona menor de 45 años, que consume en todo tipo de formatos una media de 15 títulos anuales, que utiliza fundamentalmente el smartphone en el domicilio (53%) o en el coche (36%), mientras conduce (65%), se relaja antes de dormir (52%) o hace las tareas domésticas (45%).
Sin embargo, el uso de los audiolibros es desigual, así frente a Estados Unidos, Gran Bretaña o Alemania donde las descargas de audio se han convertido en una parte importante del mercado de libros electrónicos, en España aún no terminan de arraigarse, aunque la oferta ha aumentado considerablemente. En nuestro país se ha pasado de apenas un millar de títulos a principios de esta década a 6000 títulos en 2017 y a 8000 a finales de 2018 y de un volumen de negocio de 3 a 7 millones de euros, incluso se aventura que en 2019 se superará la barrera de los 10.000 audiolibros en español, según se recoge en la infografía elaborada por Dosdoce (2019b)[2].
El Informe de Hábitos de Lectura y Compra de Libros del 2018 (Ministerio de Cultura y Deporte, 2019), muestra que el 2,4% de la población española mayor de 14 años escucha audiolibros y un 1,1% lo hacen de manera frecuente, pero al no disponer de serie histórica (esta pregunta se introduce por primera vez en 2018) no se puede hacer una comparación.
Según la citada infografía de Dosdoce del 2019 (b) el modelo de comercialización mayoritario son las plataformas de suscripción (StoryTell, Audible, Kobo y Scrib), en segundo lugar, los canales de venta unitaria, seguidos de las plataformas de streaming y en último lugar las bibliotecas[3] en último lugar
Sin embargo aunque en los modelos de comercialización la biblioteca aparece en el último lugar, estudios como el realizado por BookWire en Estados Unidos apuntan que estos centros ocupan los primeros lugares para el acceso y el descubrimiento de los audiolibros (el 43% de los oyentes se ha descargado un audiolibro de la biblioteca y el 14% ha usado la biblioteca para escucharlos).
En España estos datos vienen corroborados por los recopilados en el informe de Ebiblio (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2017) en el que se observa como el préstamo de audiolibros ha subido del 6,1% en el 2016 al 7% en 2017. Estas cifras más modestas pueden deberse, entre otras razones, a la reducida oferta de títulos de la plataforma, que, aunque ha aumentado en más del 100%, solo representa el 2,3% en relación al número de ebook ofrecidos.
Tabla 1 Contenidos digitales contenidos en e-Biblio por tipos
2017 | 2018 | |
Libros | 12959 | 19517 |
Audiolibros | 200 | 465 |
Revistas | 69 | 88 |
Periódicos | 7 | 22 |
Bases de datos | 4 | ? |
Colección completa | 13239 |
Fuente: Elaboración propia con los datos estadísticos de E-Biblio 2017-2018
Este aumento del consumo y oferta de audiolibros está influido por varios factores que se dan de forma simultánea. En primer lugar, porque se ha producido una modificación de las prácticas de consumo de contenidos y hábitos culturales en los que el uso cada vez mayor de plataformas y el aumento de la importancia de la comunicación oral empieza a ser evidente (Cordón-García, 2018).
En segundo lugar, tal como indica Elisa Yuste (Tupper, 2019), el desarrollo de la multitarea y el rol que la variable tiempo desempeña actualmente, que lleva a muchas personas a caminar, correr, hacer las tareas domésticas, al mismo tiempo que por ejemplo, escucha un audiolibro.
Como tercer motivo hay que señalar el aumento del parque de dispositivos móviles, principalmente smartphones y el uso cada vez mayor de estos productos por parte de personas con necesidades especiales como ceguera o dificultades de visión.
PERO ¿QUÉ OCURRE CON LOS AUDIOLIBROS PARA NIÑOS Y JÓVENES?
Realmente no podemos responder a esta pregunta de una forma rotunda y fiable puesto que no disponemos de datos desglosados para audiolibros infantiles y juveniles en los informes que de una u otra manera tratan el tema. En el caso español la Panorámica de la edición (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2018) que sí dispone de datos específicos para la literatura infantil y juvenil (a partir de aquí LIJ) tanto en papel como en digital, no hace esta diferenciación en el caso de los audiolibros.
Si utilizamos los Hábitos de Lectura y Compra de Libros, en los apartados dedicados a la lectura infantil no aparece ninguna pregunta relacionada con el tema y solamente se incluyen datos sobre audiolibros en el informe de 2019 para población entre 14 y 18 años. Sin embargo, como se ha señalado anteriormente, todos los datos del sector editorial, apuntan a un incremento tanto de la edición como del consumo de audiolibros, y se puede pensar que este incremento hace referencia también a los contenidos infantiles y juveniles, en cuyo subsector observamos en los últimos años un cierto interés por la creación de contenidos específicos, tanto por parte de editoriales como de plataformas generalistas que intentan captar al público familiar (Yuste, 2019)
Así, por ejemplo, en la infografía realizada en 2017 por Dosdoce[4] se indicaba que los géneros de escucha mayoritarios eran novela histórica, misterio y suspense mientras que en el publicado solo un año después, la literatura infantil y juvenil aparece por primera vez en la cuarta posición entre los géneros más escuchados.
Pese a ello el aumento en la oferta de contenidos para niños y jóvenes no ha llegado al nivel de los adultos. A fin de contrastar esta información y ante la ausencia de datos se optó por analizar las plataformas de préstamo de bibliotecas (por ser estas el lugar habitual de descarga de audiolibros) y la oferta a través de las plataformas comerciales, que como ya se ha mencionado constituyen el otro espacio por excelencia para la venta y descubrimiento.
En el caso de E-biblio el número de audiolibros infantiles suministrado por el Ministerio es escaso. Según los datos localizados en la red de Bibliotecas Públicas del Estado que disponen de este tipo de contenidos, solo Andalucía, Madrid y Extremadura superan los 20 títulos. El resto, tan solo incluyen los cinco proporcionados por el Ministerio, lo que demuestra que sólo estas tres Comunidades se han preocupado por adquirir títulos nuevos a parte de los ofrecidos por todo el sistema.
Si hablamos de porcentajes, en el caso de Extremadura representan el 9,2% respecto al total de audiolibros, Andalucía el 7,3% y Madrid el 6,3%. En las restantes la media oscila entre el 3,5% y el 0,8 de Cataluña, que pese a tener el catálogo mayor con 607 títulos, solo incluye 5 en la categoría infantil y juvenil.
Tabla 2 Colección de audiolibros infantiles en la plataforma E-Biblio disponible en las Bibliotecas Públicas del Estado
C. A. | Audiolibros | Audiolibros infantiles | Audiolibros infantiles streaming | Audiolibros infantiles descarga |
Andalucía | 352 | 26 | 19 | 7 |
Aragón | 173 | 5 | 0 | 5 |
Asturias | 142 | 5 | 0 | 5 |
Baleares | 150 | 5 | 0 | 5 |
Canarias | 140 | 5 | 0 | 5 |
Cantabria | 429 | 5 | 0 | 5 |
Castilla La Mancha | 142 | 5 | 0 | 5 |
Castilla y León | 142 | 5 | 0 | 5 |
Cataluña | 607 | 5 | 0 | 5 |
Ceuta | 139 | 5 | 0 | 5 |
Extremadura | 250 | 23 | 23 | 0 |
Galicia | 157 | 5 | 0 | 5 |
La Rioja | 211 | 5 | 0 | 5 |
Madrid | 393 | 25 | 20 | 5 |
Melilla | 140 | 5 | 0 | 5 |
Murcia | 304 | 5 | 0 | 5 |
Navarra | 142 | 5 | 0 | 5 |
Valencia | 142 | 5 | 0 | 5 |
Fuente: Plataforma eBiblio. Elaboración propia[5]
Galicia, además de E-biblio, cuenta con una plataforma de libros en gallego que no contiene ningún audiolibro y lo mismo ocurre con la plataforma Librutegiadel País Vasco. Este dato es especialmente significativo si se tiene en cuenta la importancia de la oralidad para el aprendizaje y el uso de una lengua, en este caso las cooficiales, donde el uso de audiolibros podría ser un recurso esencial.
Igualmente se analizó la Plataforma de Préstamo Digital de las Bibliotecas Escolares de Extremadura (LIBRARIUM) y de los 422 audiolibros disponibles, 13 están incluidos en la categoría de juvenil y 91 en la de infantil. En esta misma comunidad, la Diputación de Extremadura cuenta con una plataforma de préstamo, Nubeteca, donde de los 64 audiolibros, solo 7 aparecen en la categoría infantil y juvenil.
En el caso de las plataformas de distribución, aunque lógicamente el número y la variedad de títulos (predominando cuentos clásicos y populares) es mucho mayor que en las plataformas de préstamo, se observan importantes diferencias entre ellas, como queda de manifiesto en la siguiente tabla.
Tabla 3 Audiolibros infantiles y juveniles en las distintas plataformas
Audiolibros en español | Infantiles | Juveniles | |
Megusta escuchar | 504 | 12 | 25 |
Audiomol | 1679 | 143 | |
Storytell* | 3500 | 327 (15 en catalán) | 225 (25 en catalán) |
Audible | 6637 | 635 (en español) | 195 (en español) |
Sonolibro | 51 | ||
Fonolibro | 9 | ||
Booka | 0 |
*en esta plataforma hay que tener en cuenta que algunos de los títulos se repiten en ambas categorías por ejemplo el Diario de Greg.
Fuente: Elaboración propia
Podemos intuir varias razones que explican la escasa penetración del audiolibro en el ámbito de la LIJ. Una de ellas puede ser el precio. Los libros infantiles impresos tienen un precio muy asequible, en torno a los 9 euros (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2018) y los audiolibros de duración más breve, tienen precios similares porque su coste de producción menor. Sin embargo, en el caso de los juveniles no ocurre lo mismo. Si tomamos como ejemplo la novela Prohibido enamorarse de Elle Kenedy (Alfaguara) el e-book tiene un precio de 7,99 y de 17,95 el ejemplar impreso, mientras que el audiolibro sube hasta los 24,95 euros. Esto mismo ocurre con Harry Potter y las reliquias de la muerte que tiene un precio de 44,99 euros en Audible, mientras que en papel cuesta 23 euros en tapa dura en la Casa del Libro y 8,99 euros el ebook de Kindle.
Otro motivo podríamos encontrarlo en el tema del consumo de datos móviles. El 52% de los consumidores de audiolibros lo hacen fuera de casa y el 25% mientras practican deporte, lo que supone el consumo de datos personales cuando no se dispone de wifi es elevado (Smart Locuciones, 2018). Los menores, especialmente los jóvenes, consumen gran cantidad de datos y seguramente prefieran utilizarlos para otras cosas y no tanto para escuchar audiolibros. Por ello sería conveniente que al menos las plataformas de préstamo, ofrecieran la posibilidad de descarga de todos los títulos y no solo la audición en streaming.
Se puede mencionar también el hecho de que las plataformas, especialmente las de préstamo, en ocasiones no cuentan con una adecuada presentación de los contenidos para el público más joven. En un artículo publicado en 2013 García-Rodríguez manifestaba cómo para superar la invisibilidad de los libros electrónicos infantiles y juveniles era necesaria no solo una mayor oferta, sino también una mejora de la presentación de estos contenidos en los catálogos.Sus espacios webs deben adaptarse a las características propias del género y modificar sus estrategias en torno a oferta, opciones de búsqueda, posibilidades de compra, visualización de títulos, sistemas de recomendación y uso de las redes sociales (García-Rodríguez, 2013, p. 16)
Este requisito debería hacerse extensible a las plataformas de audiolibros, sean de préstamo o comerciales, para fomentar su uso y su descubrimiento por parte de adultos y niños, a lo que en este caso habría que añadir la información completa sobre su duración y narradores.
En el caso de las plataformas comerciales sí se cumplen este tipo de requisitos. Por ejemplo, tanto Audible como Storytel permiten diferenciar entre infantil y juvenil, buscar por edad y temas e incluyen información muy completa sobre el producto. Además, Storytel ha desarrollado en su app un Kid’s Mode que se activa desde la configuración de la app y que permite que el usuario solo pueda ver títulos y recomendaciones para lectores de 0 a 12 años en una biblioteca que dispone de categorías específicas de edad y materias incluso una sección titulada ¿Cuánto falta? Audiolibros para viajar con niños.
Sin embargo, estos requisitos no son tan evidentes en las plataformas de préstamo. Por ejemplo, en eBiblio solo recupera por la categoría infantil y juvenil y no aparece información sobre los narradores (dato fundamental para garantizar la calidad de un audiolibro), ni la duración que también es un aspecto importante para seleccionarlo.
Por supuesto es importante disponer de contenidos, pero la clave el éxito de este formato puede estar en una adecuada presentación de los contenidos y en la comercialización y distribución a través de plataformas de suscripción y préstamo “donde desgraciadamente muchas editoriales y agentes no comercializan sus contenidos dado que piensan que supuestamente canibalizan las ventas unitarias sin entender que es la única manera de llegar al colectivo de jóvenes entre 15 y 24 años.” (Dosdoce, 2019 a)
¿QUÉ NOS OFRECE EL MERCADO PARA NIÑOS Y JÓVENES?
Más allá de las cifras de edición es necesario conocer qué hay en el mercado para los menores. Encontramos varios tipos que se pueden clasificar teniendo en cuenta varios aspectos:
En lo relativo a los soportes podemos distinguir entre los tangibles como fueron los discos de vinilo o las cintas de casete, los cds o dvd que contenían cuentos, soportes prácticamente en desuso, y los intangibles que pueden comercializarse en tres categorías.
- Libro app. En este caso el software permite exclusivamente la audición ese contenido, si bien en esta categoría, se incluyen aquellas obras con texto y/o ilustraciones que pueden ser leídas de forma tradicional o en formato audiolibro escuchando la historia a través de un narrador. Es el caso de Brujarella, Otra vuelta de tuerca o el Fantasma de Canterville de la editorial Narratores o la mayoría de las apps de libros disponibles actualmente en el mercado. Ejemplos más concretos se pueden encontrar en García-Rodríguez & Gómez-Díaz, (2016a; 2016b)
- App de audiolibros. Disponen de un software con el que es posible la audición de diferentes títulos, que se pueden adquirir de forma unitaria o a través de suscripción. Algunos ejemplos pueden ser Librería para niños-libros y audiolibros, Audio Cuentos Infantiles, Audiocuentitos infantiles, AudioCuentos Clásicos Itbook, Audioclásicos infatiles, Audiocuentos infantiles, Audiocuentos para dormi o Roald Dahl Audiobooks.
- Ficheros disponibles en plataformas generalistas en las que se incluye contenido infantil como Audible, Storytel, AudiolibrosHQ, Audioteka, Libros y Audiolibros Gratis, Fonolibro, Ubook-Audiolibros, Audiolibros.com, Libromovil o especializadas en libros para niños y/o jóvenes, normalmente centradas en el ámbito educativo como Cuentos x contar[6], Tumblebooks[7], Cuentos Infantiles A dormir[8] o Mundo Primaria[9].
En lo que se refiere a la narración las editoriales ofrecen títulos dramatizados y sin dramatizar, siendo habitual, especialmente entre los productos destinados a los más pequeños, las segundas, siguiendo la tradición de los cuentacuentos profesionales que trabajan habitualmente en bibliotecas y centros escolares.
En cuanto a los contenidos, no disponemos de datos para conocer si son más habituales las versiones íntegras o abreviadas y/o adaptadas, si bien las características de los cuentos infantiles hacen pensar más en las segundas, mientras que para la literatura juvenil pueden ser más habituales las versiones completas. En este sentido hay que señalar que, aunque tal como se ha indicado anteriormente, predomina la literatura de ficción, también existen ejemplos de audiolibros de conocimientos e incluso hay empresas que se están arriesgando con el cómic como Audiopictures, una empresa francesa que ofrece la posibilidad de pasar a formato audio todo tipo de cómics incorporando efectos de sonido.
Aunque los Podcast no están incluidos en esta clasificación, es un sector en alza que no podemos olvidar. Un podcast es «un archivo de audio bajo demanda…, un formato sonoro a la carta y de acceso gratuito…El podcast está concebido desde sus orígenes como un medio de acceso masivo y gratuito mientras que el audiolibro fue pensado dentro de un contexto económico que garantizase los derechos de autor de cada obra, en acuerdo con las editoriales y los autores. La tecnología es prácticamente la misma, pero el contexto económico es distinto. Podcasts y audiolibros tienen modelos de negocio diferentes…Dicho de otra forma, el podcast es al audiolibro lo que la prensa ha sido para los libros. (Anuario ACE Cultura Digital 2019, p. 102).
Los podcasts pueden ser desde programas de radio, lecciones sobre un tema e incluso contener la lectura de una obra literaria, pero no todos los podcasts son audiolibros.
Habrá que ver el futuro de este formato dentro de los contenidos para niños, pero ya están surgiendo experiencias como Ven Con Un Cuento[10], una serie de siete de podcast en español de cuentos clásicos acompañados con banda sonora original, disponibles en Spotify; Cuentos Infantiles[11] una colección de cuentos populares de IVOX y los relatos breves presentes en Listenwise[12]
¿QUÉ BENEFICIOS APORTAN LOS AUDIOLIBROS A NIÑOS Y JÓVENES?
Pese a la discusión existente sobre sí la lectura de audiolibros puede ser considerada lectura o no y que no es objeto de este trabajo, especialistas de diferentes ámbitos (Cahill & Moore, 2017), (Cox Clark, 2007), (Serafini, 2014), (Kidron & Lindsay, 2014), (Wolfson, 2008) (Whittingham, Huffman, Christensen, & McAllister, 2013), (Rickelman & Henk, 1990), (Skouge, Rao, & Boisvert, 2007) consideran que los audiolibros aportan una serie de beneficios que deben ser aprovechados para completar la lectura tradicional en papel.
Así por ejemplo, la Asociación de Editores de Audiolibros (APA), creada en 1986, ha promovido la creación de Sound Learning, una herramienta de alfabetización que ofrece recursos para demostrar el poder de los audiolibros junto con una guía para su integración en los planes de estudio. Además, dispone en su web de una sección de recursos con recomendaciones para incorporarlos a la hora del cuento o los clubs de lectura, información sobre los premios Odissey que otorga todos los años la Association for Library Service to Children (ALSC) al productor del mejor audiolibro en inglés para niños y jóvenes[13] o la lista de Notable Children’s Recordings de grabaciones de especial calidad para niños menores de 14 años[14].
Entre los principales beneficios están:
- Fortalecen la capacidad del niño para escuchar, prestar atención y emocionarse, gracias a los matices vocales que la voz y la narración dan al audio. Para Emma Rodero (Tupper, 2019) el audio potencia la actividad cognitiva, porque “crea imágenes mentales muy vivas de lo que se escucha” “Cuando una persona lee, alcanza un grado mayor de concentración mientras que, cuando escucha, la reacción fisiológica emocional es mayor”, “Tu cuerpo reacciona fisiológicamente ante las voces, la música y los efectos sonoros, y eso no lo provoca en tanta medida una actividad introspectiva como leer”.
- Fomentan la socialización ya que un audiolibro se puede oír de forma compartida con otros niños, y tienen un componente social que puede hacer de la experiencia algo más interactiva. (Dosdoce, 2019c). Además, pueden resultar una estupenda actividad en familia en la que los niños pueden hacer preguntas, intercambiar ideas y opiniones sobre la historia, una experiencia enriquecedora que además los niños consideran especial en el 68% de los casos según la encuesta realizada por YouGov para Shcolastic especiales (Yuste, 2015).
- Pueden servir como una continuación de la lectura en voz alta a partir de ciertas edades. La primera relación de los niños con los cuentos no es a través de la lectura, sino de la escucha de las historias contadas por los mayores. Sin embargo, según el informe The Rise of Read Aloud (Scholastsic, 2019) realizado por Scholastic, mientras que el porcentaje de padres que leen en voz alta durante los primeros tres meses es de 50%, leer en voz alta desciende considerablemente después de que los 6 años, edad a partir de la
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