Las «Campanadas» de Welles en Castilla

Las «Campanadas» de Welles en Castilla

El director reveló que le hubiese gustado vivir en Ávila. Trabajó en esta provincia, en Segovia, Soria, Valladolid y Salamanca. Cuatro de las seis películas que rodó en España inmortalizaron escenarios de la Comunidad

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Welles, en un descando del rodaje de «Campanadas a medianoche», en ÁvilaWelles, en un descando del rodaje de «Campanadas a medianoche», en Ávila – ABCC. MONJE Valladolid – 04/11/2015 a las 09:44:30h. – Act. a las 09:21:46h.Guardado en: Castilla y León

 

Orson Welles quiso vivir en Castilla y León. Concretamente, en Ávila. Nunca llegó a fijar su residencia en esta tierra, pero sí pasó en ella largas temporadas y la convirtió en escenario de su cine. Aún no había rodado Campanadas a medianoche cuando en una entrevista grabada por el cineasta canadiense Allan King, realizada en París en 1960, revelaba su lugar ideal para echar raíces.

«-¿En qué lugar querría quedarse a vivir sin tuviera que establecerse?

»-Me gustaría vivir en España más que en ningún otro lugar del mundo.

 

»-¿Qué parte de España?

»-Ávila.

»-¿Ávila? No lo conozco. ¿Dónde está?

»-En el centro de España, un clima horrible, demasiado calor en verano, demasiado frío en invierno. Es un lugar extraño y trágico. No sé por qué siento algo muy especial por Ávila».

El centenario del nacimiento del director, que se conmemora este año, ha servido para recordar su pasión por España. Una pasión que muchas veces se ilustra con la imagen del cineasta en los toros o a través de su aspiración última de ser enterrado en Andalucía. Las cenizas del director de Ciudadano Kane fueron trasladadas a Ronda (Málaga) desde Estados Unidos en 1987, dos años después de su muerte, a una finca que perteneció al torero Antonio Ordóñez, amigo del cineasta. Pero antes de manifestar ese anhelo de descansar en tierras andaluzas, Wells dejó ver su deseo de vivir en Ávila, como reconocía en Interview with Orson Welles.

La ciudad amurallada que, al margen del clima, encandiló a uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos sirvió de escenario a una de sus obras de referencia: Campanadas a medianoche. Pero varios lugares más de Castilla y León están presentes en la filmografía del director norteamericano, quien en las décadas de los cincuenta y sesenta eligió enclaves castellanos para cuatro de las seis películas que rodó en España.

Campanadas a medianoche (1965) fue rodada también en Soria: en la capital, Medinaceli y Calatañazor. En su inacabada Don Quijote de Orson Welles, cuyo montaje culminaría Jesús Franco ya en 1992, hay planos realizados en Salamanca. Segovia, Pedraza y Valladolid forman parte de las localizaciones de Mister Arkadin (1955), y el municipio segoviano de Pedraza vuelve a aparecer en el mediometraje Una historia inmortal (1968), según constatan Alberto Palacios e Ismael Shahín en la obra Cine en Castilla y León (1910-2010). Catálogo de rodajes cinematográficos.

La primera incursión profesional del director en lo que entonces era entonces Castilla la Vieja fue para rodar Mister Arkadin. El Museo Nacional de Escultura ha incorporado en la ampliación de su colección permanente la escena del baile de máscaras de esa cinta, que se desarrolla en el edificio donde tiene su sede, el Colegio de San Gregorio de Valladolid. En ella «se ve con detalle el claustro, la escalera del XV, el Patio de Escuelas en un contrapicado que permite admirar la bella ventana estilo Cisneros», recoge Clemente de Pablos en el libro colectivo 100 años de cine en Castilla y León.

Campanadas a medianoche fue la cinta más castellana de Wells. Cuando el director rodó este trabajo, impulsado por el productor español Emiliano Piedra y creado a partir de varias obras de Shakespeare, habían pasado más de veinte años desde Ciudadano Kane y ya era reconocido como uno de los mejores directores del mundo. La revista Blanco y Negro dio cuenta desde Ávila, en su número de 27 de febrero de 1965, de la frenética actividad de Orson Wells, que alternaba la tarea de dirección con la de protagonista, en el papel del pícaro Falstaff.

El rodaje fue interrumpido por una enfermedad hepática de Orson Welles, quien semanas después, ya casi al final del trabajo, sufrió una lesión que convirtió una muleta en un complemento indispensable del realizador, tanto como sus inseparables puros, cuenta la publicación.

Expectación

El rodaje creó una lógica expectación: «No es la primera película que se rueda en Ávila. ‘Los del cine’ han andado ya por la ciudad en más de una ocasión, pero esta vez parece que había en la gente un especial interés por ir al lugar del rodaje. Allí, junto a las antiguas murallas, estaba uno de los personajes que mayor y más justo éxito han logrado en la historia del séptimo arte, Orson Welles, el hombre de Ciudadano Kane -para mencionar uno de los films que lo convirtieron en el ‘enfant terrible’ de Hollywood-». Actores, técnicos y extras participaban en largas sesiones, delante y detrás de la cámara, para seguir el ritmo del cineasta. «Orson Welles, que somete a los que con él trabajan a duras jornadas de labor, da muestra de un vigor y una fortaleza física increíble», concluye el relato del redactor de Blanco y Negro.

Un documental de Lorenzo Soler, Por quién doblan las campanas… en Calatañazor, recoge el testimonio de personas que participaron en el rodaje en este pequeño municipio soriano. Una placa situada en una casa del pueblo sube a los altares a uno de los imprescindibles del cine internacional: «En 1965 San Orson Welles rodó en esta villa de Calatañazor la película Campanadas a medianoche.

 

Fuente: ABC Castilla y León. 

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