Las bibliotecas públicas y el coronavirus

ARCHIVERO-BIBLIOTECARIO MUNICIPAL DE LLERENA Y
VICEPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE ARCHIVEROS DE EXTREMADURA

Desde su creación las bibliotecas públicas siguen cumpliendo la función fundamental de procurar a la comunidad el apoyo y estímulo suficiente en un contexto social donde la escuela crea la base lectoescritora necesaria en toda la población. La biblioteca, pues, acompaña a este desarrollo cultural de la población y, lo más importante, paliaba la brecha social que entre diversas clases sociales podría darse en cuanto al acceso a la cultura y la formación permanente.

En pleno siglo XXI, con la revolución tecnológica, nuestra sociedad registra otro riesgo de exclusión social por medio de la brecha digital y la biblioteca pública necesita desarrollarse como una biblioteca híbrida y brindar nuevos servicios a la población. Desde ella debemos favorecer la alfabetización informacional consustancial a la Sociedad de la Información; una sociedad distinta ya a la de la sociedad sin TICs.

Hace tan solo unos días leíamos todos que la Consejería de Educación prevé adquirir 7.000 dispositivos electrónicos en prevención a una nueva situación de confinamiento. De igual manera, durante el primer confinamiento, esta Consejería también trazó un plan de formación ‘on line’ básico para los docentes, con el propósito de alfabetizar informacionalmente a los docentes que lo necesitaran. Por estas y otras acciones suponemos que existe un plan de emergencia al respecto; pero ¿qué pasa con las bibliotecas públicas? ¿existe un plan similar para ellas? Desde mi conocimiento como bibliotecario municipal y el de mis compañeros tengo que decir que lo desconocemos.

El propósito de este artículo es precisamente motivar a la Consejería de Cultura, que cuida de nuestras bibliotecas públicas, para que afronte el reto de la nueva realidad con solvencia y atendiendo suficientemente a las necesidades de la población extremeña, mayoritariamente del mundo rural. Así que nada mejor que aportar ideas generadoras de sinergias positivas.

En los cuarenta años que la Junta lleva con las competencias en biblioteca, su labor fundamental ha sido crear instalaciones para bibliotecas en casi todos los municipios de la región; pero, bien es cierto y verdad, que no se ha ocupado suficientemente del buen cauce de los servicios que en las mismas se prestaban, y ya sabemos que bibliotecas sin bibliotecarios con titulación propia y específica, no funcionan como deberían. Hubo un época la que algunos todavía recordamos como de vacas gordas (antes del 2008) en que la Junta subvencionaba la contratación de personal para las bibliotecas; pero eso con la crisis desapareció, con lo que se dio un paso atrás. En esta nueva crisis en la que estamos no debemos permitir que suceda lo mismo, sino aprovechar la crisis para superarnos. ¿Cómo se hace esto? Desde luego, con una batería de actuaciones que, por el margen de este artículo, no podemos desarrollar en extenso, pero sí avanzar algunas.

Este año se han anulado los premios de Fomento de la Lectura en Extremadura sin que oficialmente sepamos la razón para ello; si bien es cierto que otros premios a nivel nacional se mantienen. Esto parece una nimiedad pero no lo es porque resulta ser el único que tenemos las bibliotecas extremeñas para animar nuestra sacrificada labor.

La Unión Europea (bendita Unión) ha concedido a España un monto de dinero suficiente para afrontar la crisis actual. Todos dicen y sabemos que este país, Extremadura incluida, necesita unas importantes reformas estructurales. Aprovechémoslo y que sean de verdad. En mi opinión, la Junta debería ahora dar una remodelación a la estructura de la red de bibliotecas extremeñas. Debería implicarse con líneas de subvención para la contratación de profesionales bibliotecarios que atiendan las bibliotecas para salvar el reto de la alfabetización informacional. Debería asimismo marcar una legislación acorde para la promoción de los verdaderos profesionales de la Biblioteconomía a los puestos de trabajo, estableciendo categorías profesionales, velando por las oposiciones correspondientes, evitando el intrusismo profesional del que tanto adolece el mundo bibliotecario; en definitiva, defendiendo a los buenos profesionales que salen cada año de la UEx.

Necesitamos a estos profesionales: adecuados a sus puestos, retribuidos con justicia, con posibilidad de desarrollar una carrera profesional, etc. Ni más ni menos que lo que la Junta ya ha hecho a nivel regional con cuerpos como el de los guardias municipales. Pensemos que la Junta gasta mucho más en subvencionar a los conserjes de los colegios públicos (que no desaparecieron con la crisis anterior) que a los bibliotecarios para los que ahora no tiene nada, y todo ello valorando la estimable labor de los conserjes. La Junta gasta más dinero en el mantenimiento de las bibliotecas escolares de la región (donde no trabaja ningún bibliotecario de carrera; todas las llevan los profesores) que en las públicas. Es esta otra reforma estructural que abordar el que las bibliotecas escolares se incluyan dentro del Sistema bibliotecario extremeño, y también se podrían contratar bibliotecarios para las bibliotecas de los hospitales y de las cárceles y de otras instituciones.

Señores gobernantes, piensen en la reforma estructural del sistema bibliotecario extremeño. Ahora hay recursos; por favor, inviértanlos bien. El mundo no deja de moverse y Extremadura debe avanzar con él porque tiene la suficiente autonomía política para hacerlo. No lo olviden, los bibliotecarios (más bibliotecarios) son el punto de apoyo sobre el que aplicar la palanca para el cambio estructural.

FUENTE: https://www.hoy.es/extremadura/bibliotecas-publicas-coronavirus-20200905234904-nt.html

 

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