El Hospital Real abre una sala dedicada al rector asesinado Salvador Vila e instala un monolito como reconocimiento a las víctimas del franquismo
«Un acto que hemos esperado mucho tiempo. La pena es que ninguno de los tres hijos de Jesús Yoldi lo haya podido ver. La vida de toda la familia fue mermada y fue un estigma. Tuvieron hasta que pagar 250 pesetas por ser hijos de represaliado». Son algunas de las palabras de Alberto Yoldi, uno de los nueve nietos del que fuera catedrático de Química y alcalde de Granada, que fue fusilado. Esos sentimientos encontrados, al ver que por fin se reparaba la memoria de las personas represaliadas y ejecutadas durante la Guerra civil y la dictadura, pero que ha sido tarde, predominaron en el acto institucional celebrado este jueves en el crucero del Hospital Real de la Universidad de Granada. Jesús, Antonio Luis y Victoriano Yoldi Pérez se quedaron sin padre muy pequeños. «Fue un trauma familiar. En casa no se hablaba de ese tema», recordó el nieto.
En el hogar de Hermenegildo Lanz González, profesor de la Escuela Normal, que fue represaliado, sí se hablaba. Enrique Lanz, su nieto, recordaba que su padre tuvo que «ocultar el apellido en muchas circunstancias». Enrique admitía junto a otros familiares que le hubiera gustado que su padre hubiera podido ver esta reparación.
Son solo algunas de las sensaciones y pequeños retales de las duras historias de las 28 personas y sus familias que fueron reparadas en un acto presidido por la rectora de la Universidad granadina, Pilar Aranda, y el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. Los familiares y en algunos casos decanos de centros recibieron de las manos del ministro las declaraciones de reparación y reconocimiento personal.
En nombre de los familiares tomó la palabra Federico Hernández, hijo de Claudio Hernández López, auxiliar de la Facultad de Medicina de Granada. «No nos devuelven a nuestros familiares, pero allá donde estén estarán contentos de que no los olvidemos», dijo. Terminó su intervención en el crucero del Hospital Real con un «Viva la República».
Salvador Vila, rector de la UGR ejecutado, tiene desde este jueves en el Hospital Real una sala con su hombre. El sábado, día 23, se cumple el 85 aniversario de su fusilamiento. Fue el primero de los nombres que se leyeron en el acto de reparación y reconocimiento personal. Recogió el documento en nombre de su hijo Ángel Vila y de sus nietos James y Claire la profesora Mercedes del Amo.
Del Amo fue la encargada de hablar en nombre del equipo de investigadores que ha trabajado en la recuperación de los nombres de los represaliados. «La personas a las que hoy honramos no han cometido ningún delito; el único fue participar de la edad de plata de la cultura española», dijo.
«Vamos algunas décadas tarde», admitió el ministro Bolaños, quien recordó que el homenaje es a personas que «sembraron lo que hoy somos». «La memoria democrática no significa hablar de pasado. Es pensar en lo que ocurrió hace 80 años para conocer mejor nuestro pasado y poder dibujar así un presente y un futuro mejor –señaló–. Eran gente que todo el delito y pecado que cometieron fue pensar». Mandó un mensaje de «optimismo»: «Creo que al final ganaron la batalla. España es lo que soñaron. Con décadas de retraso, pero les damos las gracias».
La rectora aludió a un verso de Blas de Otero: «Nos queda la palabra y nos queda la memoria. Tenemos futuro porque tenemos memoria». Disertó, además, sobre el papel de la Universidad granadina en memoria democrática.
En el evento intervino también Luis Cerdán Ortiz-Quintana, subsecretario del Ministerio de Universidades, ya que el ministro no pudo venir. El subsecretario dijo que «el olvido no es una opción para una democracia» y añadió que es un «deber moral, jurídico y político». Pedro Mercado, vicerrector de Política Institucional y Planificación de la UGR, fue el encargado de hacer la introducción y de leer el nombre de cada una de las personas reconocidas.
El acto concluyó con la inauguración de la exposición ‘Azaña: intelectual y estadista’, sobre la figura del presidente de la Segunda República fallecido en su exilio francés, organizada por Acción Cultural Española (AC/E), la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y la Universidad de Granada con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España.
La reparación quedará en la historia de Granada. El lugar de memoria democrática de la institución universitaria granadina, en el que se visualiza con un monolito in memoriam de todas las personas represaliadas, permanecerá en un patio del Hospital Real.
Ejecutados y represaliados de la UGR
Además del rector Salvador Vila, fueron ejecutados fueron también el ya mencionado Jesús Yoldi; José Palanco Romero, catedrático de Historia y decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Estuvo su nuevo José Luis Palanco Buhrlen; Rafael García Duarte y Salcedo, catedrático de Pediatría, recogió su nieta, Olga Ros García-Duarte; y José Megías Manzano, profesor auxiliar de Medicina, recogió la profesora Enriqueta Barranco.
Entre los ejecutados también está Agustín Escribano, director de la Escuela Normal de Granada. Recogió el documento su familiar Juan Manuel Marín Escribano. También subió a recoger el de Luisa Pueo Costa, profesora de la Escuela Normal, que era la esposa de Agustín Escribano. Eran los padres de Mariluz Escribano. Aurelia Gutiérrez Blanchard, profesora de Pedagogía, directora de la Escuela Normal de Magisterio de Melilla, fue otra de las fusiladas y reconocidas.
En el listado de las personas depuradas o represaliadas, que fueron honradas, están Alejandro Otero, catedrático de Ginecología y ex rector; Claudio Hernández, profesor auxiliar de la Facultad de Medicina ya mencionado; y Antonio Chamorro Daza, ayudante de Clínica de Obstetricia. A ellos se suman José Domingo y Quílez, catedrático de Física Teórica y Experimental de la Facultad de Ciencias; Ángel Saldaña Pérez, profesor auxiliar de Matemáticas; José Álvarez de Cienfuegos Cobos, catedrático de Economía Política y Hacienda Pública; Gabriel Bonilla Marín, catedrático de Derecho Procesal y Práctica Forense; Pablo de Azcárate y Florez, catedrático de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho; y Emilio Langle Rubio, catedrático de Derecho Mercantil.
Cayetano Cortés Latorre, catedrático de Botánica Descriptiva y Determinación de Plantas Medicinales; Jesús Gómez de Segura, profesor de idiomas; y Manuel Suarez Rodríguez, portero de la Facultad de Filosofía y Letras, fueron otros de los reconocidos. Luisa Estévez Fernández, auxiliar de la Escuela Normal Granada; Cándido López Uceda, profesor de la Escuela Normal; Nicolás Sánchez Alonso, portero de la Escuela Normal; y Raimundo Torres Blesa, profesor de la Escuela Normal también recibieron ayer justicia. Mariano López Palacios, profesor de la Escuela de Comercio y José Vílchez López, profesor de la Escuela de Comercio son otros de los nombres junto a Fernando Pelmaker Ibañez, profesor de la Escuela de Trabajo. En algunos casos recogieron los documentos decanos de diferentes centros.
Con expediente iniciado y en tramitación (pendientes de localización y adhesión de sus familiares) son Joaquín García Labella, catedrático de Derecho Administrativo (ejecutado); Gabriel Bonilla Cañadas, profesor de Francés; José María García-Valdecasas Santamaría, catedrático de Fisiología; y José Gay Prieto, catedrático de Dermatología y Venereología, represaliados. Con un expediente que se ha tramitado en la Complutense y estos cuatro iniciados se completa el listado de los 23 aprobados en el consejo de Gobierno de la UGR de septiembre.