La Regularidad Masónica como principio diferenciador

“En sus manos

Él tomó el compás de oro preparado

en la tienda eterna de Dios, para circunscribir

este universo y todas las cosas creadas:

Una punta centró y giró la otra

rodeando toda vasta profundidad oscura,

y dijo: “tan lejos lo extienda, tan lejos tus confines;

sea ésta tu Circunferencia justa, Oh Mundo”.

(John Milton, El paraíso perdido)

1717 es el año que se considera fundacional de la masonería moderna. El 24 de junio, festividad de San Juan Bautista, cuatro logias masónicas londinenses deciden constituir la Gran Logia de Londres. Cinco años después, se promulgan las Constituciones de Anderson que establece el cuerpo jurídico-administrativo masónico.

Estas primeras logias se reúnen en salones de tabernas, albergues o en la vivienda de alguno de sus miembros. Son lugares de tolerancia, donde está prohibido hablar de política y religiosa. Los primeros rituales, aún elementales se inspiran en ceremoniales gremiales.

La masonería especulativa desea instituirse en heredera de la simbología de las viejas corporaciones gremiales, lo que explica que la “espina dorsal” de su imaginario sea las herramientas o útiles empleados en la construcción. La escuadra, el compás, el cincel y la paleta, entre otros son instrumentos transformados en conceptos simbólicos de carácter moral; a lo que hay que unir la aparición de leyendas que se inspiran en narraciones de origen bíblico, reunidas en las Old Charges (Antiguos Deberes), que fraguan los primeros relatos míticos, salvaguardando la identidad corporativa, la continuidad de los gremios y las tradiciones bíblicas en un intento de recuperar una concepción trascendente y filosófica, dentro del espíritu denominado Arte Real.

Pero casi desde el principio, surge el problema de la regularidad. Concepto que se convierte en uno de los más debatidos, pudiéndose afirmar que es la causa de una guerra entre obediencias., lo que lleva a que no sea correcto hablar de Masonería, y que se deba hablar de Masonerías, en plural puesto que no existe una única unidad administrativa. Cada obediencia tiene total independencia, manteniendo relaciones de Amistad o reconocimiento con el resto. De hecho, hay dos tipos o grupos básicos:

– La anglosajona con ramificaciones y algunas diferencias en el mundo alemán y en la Europa del Norte. Representada por la Gran Logia Unida de Inglaterra y las obediencias reconocida por ella. Sus progenitores son clérigos, burgueses, aristócratas ilustrados y la monarquía. Es conservadora, afín con la religión cristiana-protestante. Por tanto, unida al poder eclesiástico, sin verse sometida a persecuciones.

– La latina, que surge y crece sometida por la iglesia católica y las monarquías absolutistas. Representada por el Gran Oriente de Francia y las obediencias con las que mantiene acuerdos de reconocimiento. Liberal y Republicana. Emerge de los enciclopedistas y librepensadores lo que da como resultado que sea perseguida por el catolicismo romano y el poder político autoritario. La masonería española ha estado siempre bajo este influjo, no siendo hasta 1987 cuando aparece la primera obediencia española reconocida por la Gran Logia Unida de Inglaterra.

La anglosajona acusa a la latina de irregularidad, mientras que ésta, afirma de la primera que es dogmática. Pero ¿Quién tiene razón? ¿Merece la pena buscar del enfrentamiento y la diferencia, olvidando que lo fundamentar del trabajo masónico es el estudio y la interiorización del Ritual, los Símbolos, los Reglamentos, las constituciones y la historia de la Orden?, ¿No sería más importante buscar lo que les une y encontrar en el Secreto el símbolo regularizador?

Lo primero que se debe hacer ante este tema, es delimitar que se entiende por Regularidad Masónica.

– Una Obediencia es regular si:

1. Como señala Lorenzo Frau Abrines, se halla ajustada o de conformidad con la regla, ley, uso y prácticas establecidas, es decir, cumple los Landmarks.

2. Una obediencia es regular cuando es reconocida por otras potencias regulares.

– Una logia es regular cuando “cumpliendo con todas las prescripciones constitucionales, legalmente instalada y autorizada con patente de constitución de una potencia regular, se halla incluida en el cuadro de Logias de su jurisdicción”, es decir, es parte de una Obediencia Regular.

– Un masón es regular cuando “cumpliendo con sus deberes, se halla inscrito como miembro activo en el cuadro de una Logia regular”.

Con esta primera aproximación, queda claro que cualquier miembro que cumple sus deberes, que pertenece a una Logia y que ésta, a su vez, ha sido instalada dentro de una Obediencia Regular, es un miembro de la Masonería Regular.

Así que lo importante es conocer si un masón cumple con su deber y si la logia a la que pertenece es una logia de una Obediencia Regular. Tanto, el Gran Oriente de Francia como la Gran Logia Unida de Inglaterra, son reconocidas como obediencias regulares. Más aún, ambas en sus ambientes son garantes de Regularidad del resto. Pero entre ellas no se reconocen. Es decir, la mitad del mundo masónico considera que el otro medio es irregular. De hecho, la anglosajona se autodenomina regular afirmando de la francesa que es irregular por haber abandonado el símbolo de GADU en el convento de 1877 y haber aceptado a la mujer más adelante; y en contraposición, la francesa se autodefine como adogmática, afirmando que la anglosajona es dogmática, y por tanto irregular, puesto que no cumple con uno de los principios básicos de la Masonería que es el librepensamiento, aceptando principios inmutables.

Pero ¿qué es realmente lo que separa al Gran Oriente de Francia y la Gran Logia Unida de Inglaterra? Me atrevería de decir que es la interpretación de los landmarks o principios básicos. ¿Qué son los Landmarks? Son los límites marcados que no se pueden sobrepasar. Pero tampoco está claro cuáles son éstos, pues existen varios listados, de Payne, Preston, Ashe, Mackey…, que difieren entre si tanto en el número como en sus definiciones, incluso la Gran Logia Unida de Inglaterra no entra a enumerar y mucho menos a enunciar; ambas obediencias han abandonado los Landmarks recogidos en las Constituciones de Anderson al menos parcialmente. De todo esto resulta que no hay “un criterio universal acerca de cuáles son los antiguos límites, que como muy bien dice González Ginorio, somos, pero no nos conocemos”. De hecho, no será hasta el 29 de septiembre de 1929 cuando la Gran Logia Unida de Inglaterra declare los “Principios Básicos para el Reconocimiento de Grandes Logias”. Por tanto, si hay principios que han variado con el tiempo dentro de la Gran Logia Unida de Inglaterra, la creencia en GADU así como la regla de exclusión de la mujer de las logias, pueden cambiarse en un futuro como ya ocurrió en 1813, cuando se logra acabar con la división entre Antiguos y Modernos, precisamente, con la redacción que se había dado en la Constituciones de Anderson del tema de la religión, y la que se produce en 1738 tras la conversión de la Gran Logia de Londres en la Gran Logia de Inglaterra. En definitiva, también la masonería inglesa ha cambiado a lo largo de su historia sus conceptos básicos, no pudiéndose afirmar, con propiedad, que sea dogmática.

En el mundo profano, los grupos se solidifican, a veces, por medio del enfrentamiento con otros grupos: ¡tenemos la Verdad y debemos imponerla! Cuando este modo de solidificación entra en las logias, rompe la divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Para la Gran Logia Unida de Inglaterra como para el Gran Oriente de Francia, el no reconocimiento de la otra, no conlleva que la contraria carezca de la calidad masónica, sino que simplemente no cumple con los requisitos para ser reconocida. Por tanto, nada impide que, en un futuro, ambas formas de entender la Masonería, lleguen a un acuerdo y se vuelvan a unir.

La verdadera Regularidad, como defiende René Guénon es la Regularidad Iniciática y en este sentido, la logia, se convierte en el lugar físico y espiritual de los miembros de la masonería, un lugar de trabajo espiritual donde vivir la fraternidad. Y este trabajo es el único válido y paso inicial de la construcción de la Masonería Universal.

Referencias Bibliográficas:

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2. Alvarado Planas, Javier: LOS PRÍNCIPES DE LA ACACIA: REGISTROS DE LA NOBLEZA TITULADA EN LAS LOGIAS MASÓNICAS DURANTE LOS SIGLOS XVIII y XIX. Tesis Doctoral. Madrid, Universidad Complutense, 2017

3. Alvarado, Javier: MASONES EN LA NOBLEZA DE ESPAÑA. UNA HERMANDAD DE LUMINADOS. Madrid, La Esfera de los Libros, p. 243

4. Beck, Ralph T: LA MASONERÍA Y OTRAS SOCIEDADES SECRETAS. Editorial Planeta. Primera edición. Bogotá. Agosto de 2004.

5. De la Cierva, Ricardo: EL TRIPLE SECRETO DE LA MASONERÍA. Editorial Fénix. Tercera edición. Madrid, España. Mayo de 1994.

6. Freinet, Guillaume: MASONES Y ROSCRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2006.

7. García Arranz, José Julio: “SIMBOLOGÍA MASÓNICA O LOS EMBLEMAS DEL AUTOCONOCIMIENTO”, Revista de Emblemática y cultural virtual IMAGO (2013)

8. Gil González, Fernando: LA REPRESIÓN DE LAS NUEVAS FORMAS DE SOCIABILIDAD EN EUROPA: INQUISICIÓN Y MASONERÍA A TRAVÉS DE LOS PROCESOS JUDICIALES DEL SIGLO XVIII. Tesis doctoral. Madrid, UNED, 2016

9. Latomia III y IV (1933 y 1935)

10. Learche, W. Cox: LA REGULARIDAD MASÓNICA EN UNA NUEVA LUZ. Berbera Editores. 1975.

11. Mackey, Gallatín Albert: ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981.

12. Memoria Leída con Miguel Morayta en la Asamblea de mayo de 1906 en Reseña Histórica del GOE y de su Consejo Federal Simbólico. Estatutos y anexos del Gran Consejo Federal Simbólico. Ley de tributación. Pacto de garantía entre el Supremo Consejo de Grado 33 para España y sus dependencias y el Consejo Federal Simbólico del Grande Oriente Español. Pacto de Amistad entre la Gran Logia Española y el Grande Oriente Español. Sevilla, Minerva, 1926

13. Ridley, Jasper: LOS MASONES. Ediciones B. Argentina, S. A. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina. Junio de 2002.

14. Varios BOLETINES DEL GRANDE ORIENTE ESPAÑOL.

15. Villar Bordones, Gonzalo: LOS LANDMARKS MASÓNICOS.

16. Vida masónica. Año II, septiembre 1927, núm. 7

17. Vida masónica. Año II, noviembre 1927, núm. 9

18. Young, John K y Karg Barb: EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Editorial Panamericana. Primera reimpresión. Bogotá D. C., Colombia. Abril de 2013.

19. http://reflexionesmasonicas.blogspot.com/2013/03/la-regularidad-masonica.html (visto 15/9/2019).

FUENTE: https://elobrero.es/cultura/item/35030-la-regularidad-masonica-como-principio-diferenciador.html

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