La nueva biblioteca del Paraninfo mostrará “valiosos tesoros”

La nueva biblioteca del Paraninfo mostrará “valiosos tesoros”.

La nueva biblioteca del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza (UZ) mostrará al público, cuando se inaugure a principios del 2012, los “valiosos tesoros ocultos” que alberga la institución y que la hacen equiparable a otros centros educativos.

 

“La Universidad tiene una biblioteca muy valiosa y muy importante. Es un buen reclamo. El público tienen que ver esto”, explica su director, Ramón Abad.

Y podrá hacerlo “gratis”, cuando en el Trinity College de Dublín, por ejemplo, la gente “hace cola y paga” por ver manuscritos similares a los que tiene la UZ, agrega.

La inauguración de la que Abad dice que será la “emblemática” biblioteca universitaria del Paraninfo pondrá la guinda a la reforma del edificio, que data de 1893, obra del arquitecto Ricardo Magdalena. “La biblioteca ha salido ganando en esta reforma”, dice Abad, quien explica que constará de tres partes: una sala exclusiva para investigadores, otra para el público en general y la tercera, “la más emblemática”, donde se mostrarán los documentos históricos.

Miles de libros y documentos alojados en los sótanos del Paraninfo aguardan su vez para ver la luz en las estanterías de la nueva Biblioteca Universitaria de Zaragoza.

Abad advierte, no obstante, que, a diferencia de los documentos históricos, que deben ser catalogados y custodiados por ley, los libros y el material más moderno “tendrá que ganarse su espacio” porque poco hay y debe administrarse con diligencia.

La biblioteca cuenta con valiosos documentos históricos como el Antifonario Mozárabe, que data del siglo XI, los Libros de Gestis (de 1671 a 1858) o una edición del Quijote del siglo XVI.

Unos 2.000 manuscritos, documentos, tesis y libros de los siglos XVI y XVII, así como expedientes del libertador cubano José Martí o de Leopoldo Alas Clarín, que estudió en la universidad zaragozana, han sido digitalizados y catalogados.

Uno de los retos que más quebraderos de cabeza ha dado a los responsables del fondo documental histórico ha sido la conservación y restauración de aquellos deteriorados con el paso de los años y las “mudanzas”, echando mano de becarios, prioridades e imaginación para sortear las estrecheces económicas.

“A los libros les ha pasado de todo, son documentaos que han sufrido muchos traslados y todo tipo de avatares”, dice Abad.

Después de 400 años algunos de ellos se conservan “primorosamente y otros están muy delicados” y limpiarlos “no es quitar el polvo o pasar una aspiradora, sino un trabajo muy especializado y preciso”, afirma, pero “no hay dinero”, se lamenta, aunque “algo hacemos”.

Muchos de los documentos que forman el “material patrimonial” podrán verse en vitrinas en el espacio dedicado a la exposición permanente de las “joyas” bibliográficas que atesora la UZ.

Los investigadores podrán acceder al “fondo antiguo”, como los incunables, pero bajo estrictas medidas de seguridad y con un acceso “tutelado” más “restrictivo y vigilado” al tratarse de una documentación “única y muy valiosa”, explica Abad.

La función de la nueva biblioteca universitaria “encaja dentro de esta nueva faceta que se ha desarrollado mucho en la universidad, que es la de mostrar y servir un poco de agente cultural, de dinamizador cultural”, dice.

“Queremos que (la biblioteca) sea un referente para los ciudadanos de Zaragoza”, afirma. Además de depositante y custodio de documentos históricos, la nueva biblioteca cuenta, dentro de los 3.000 metros cuadrados que ocupa, los servicios centrales de gestión bibliográfica, el catálogo automatizado, el departamento de gestión de suscripciones o el centro de documentación científica.

“Ahora se gana en funcionalidad porque son servicios que trabajan conjuntamente”, explica Abad que lleva desde 2005 al frente de la biblioteca.

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