El traslado de ejemplares, descubierto por una trabajadora, se aprobó en 1961 sin que conste la razón oficial ni esté claro el número exacto de volúmenes entregados. El valor total de lo recuperado asciende a 400.000 euros
En octubre de 2007, una trabajadora de la Comunidad de Madrid entró en la abadía del Valle de los Caídos. Tenía por delante la ingente tarea de inventariar y clasificar distintas bibliotecas eclesiásticas, cuya descripción y localización se volcaría después en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español, dependiente del Ministerio de Cultura. Una década después se empleó en la Biblioteca Nacional de España (BNE), donde le resultó familiar el sello de algunos libros. Había visto aquella misma marca del Monasterio de Uclés (Cuenca) en la abadía de Cuelgamuros. Así dio comienzo una investigación interna hasta dar con el acta del traslado al Valle. Fechado a 14 de abril de 1961, el documento dejaba constancia de la entrega por parte de la biblioteca de 963 ejemplares de los siglos XVI al XIX, si bien el listado que lo acompañaba solo nombra 494, retornados ahora a excepción de 34 faltas. Se desconoce la razón de esta disparidad de cifras.