Javier Sábada. “Las ideologías ya no existen”.

Estimad@s compañeros,

Nueva aportación de J. Sádaba a nuestra visibilidad social: la relevancia de lo que hacemos y somos archivos y archiveros, para contribuir al respeto de los derechos ciudadanos…
 
JAVIER SÁDABA. FILÓSOFO
´Las ideologías ya no existen´
CRISTINA MARTÍNEZ 07.07.2013 | 02:37
 
El filósofo Javier Sádaba. EFE
Ha escrito más de una treintena de libros en los que se atreve a analizar la vida desde diferentes puntos de vista: filosófico, lingüístico, sociológico, político… Y siempre, como reconoce, de una manera inusual porque “yo soy políticamente incorrecto”. Javier Sádaba (Portugalete, 1940), filósofo y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, estará el próximo jueves en Alicante para participar en el curso de verano de la UA Archivos. Miradas plurales.
 
Viene a Alicante para participar en un curso sobre archivos y va a hablar de estos fondos como garantes de los derechos de los ciudadanos. ¿En qué medida lo son?
Voy a hablar del archivo como guardián del pensamiento. En nuestra historia, que es pequeña todavía, es donde están contenidos nuestros pensamientos, todo lo que hemos hecho. Es casi casi patrimonio de la humanidad y por lo tanto los ciudadanos deberíamos poder recurrir a esos fondos, a ese humus, a esa acumulación de saber que está en los archivos. No creo que haya razones, salvo casos excepcionales, para que no se pueda entrar a un archivo, algo que desgraciadamente se ha hecho en muchas ocasiones, como en Israel, Alemania o el Vaticano que se han negado a abrirlos. Como diría Comte, aunque suene exagerado, nuestra historia es la historia de los muertos; vivimos a hombros de aquellos que han estado antes.
¿Qué nos puede enseñar esa mirada al pasado?
Primero nos sirve para conocer realmente lo que ha pasado porque todo se distorsiona, hay excesivo ruido, hay manipulación y el archivo habla y por eso conocemos de manera fehaciente lo que ha pasado. Luego, podemos gozarlo intelectual y emotivamente. Se puede gozar de aquello que han hecho los que nos han antecedido y también proyectarlo al futuro. Lo que ha sucedido es como una pequeña luz una pequeña linterna que nos ilumina.
El hecho de que se oculten lleva a la conclusión de que se quiere evitar que se sepan cosas.
Evidentemente, en el caso del Vaticano hay cosas que no les interesa que se sepan porque podrían poner en entredicho su doctrina igual que en Israel y Alemania. Borrar eso es grave porque los errores pasados pueden ser fuentes de aciertos futuros. Y ahí aparece la mano del Estado que en forma del nuevo dios domina todo e intenta que los ciudadanos se acomoden a sus esquemas que siempre serán interesados.
Muchas de las pruebas de los casos célebres de corrupción, como Gürtel, Barcenas o los ERE, se han obtenido de archivos públicos y privados, pese a los vacíos encontrado.
Es una vieja historia eliminar todo aquello que pueda ser contrario a los intereses de una persona o de un colectivo. Y en estos casos de corrupción, el ciudadano debe ser lo suficientemente sensato para no dejarse guiar por las ideologías, en el caso de que las haya porque las ideologías cada vez son más chatas, no existen. Lo que se ha hecho ha sido para evitar el castigo judicial. El ciudadano se siente abrumado en este momento, pero al mismo tiempo con mucha nebulosa porque las noticias son muy partidistas , muy contradictorias y al final le acaba aburriendo. El ciudadano debe hacer valer siempre sus derechos, decir que siempre quiere saber. Que le cuenten lo que pasa y que se lo cuenten bien, debe pedir transparencia, que es un concepto clave. Precisamente se está tramitando la ley de transparencia que acabará un poco bodrio como siempre. Como decía Sócrates, las leyes pocas y justas pero que se cumplan.
También están los archivos sonoros o las hemerotecas, algo que, pensando en los políticos, también es fundamental para que la ciudadanía capte las mentiras de quienes les gobiernan.
Ha habido un paso extraordinariamente importante de lo que ha sido la escritura, que marca el comienzo de la historia, y ahora tenemos los archivos sonoros. Que esté grabado es un paso de gigante, un paso más, y en ese sentido se le puede recordar a alguien lo que dijo, es una prueba. Lo terrible es que la impunidad es tal que pueden entrar en contradicción cuatro veces al día y no pasa nada. Debería darles vergüenza porque pueden decir lo que les da la gana cuándo les da la gana cómo les da la gana y aunque les muestres que han dicho algo opuesto a lo que ahora dicen se quedan tan tranquilos o dicen que no es contradicción, que es peor porque es mentir. Pero eso está ahí y hay que utilizarlo desde el punto de vista judicial.
Los archivos, legados, epistolarios de escritores, filósofos, artistas han sido fundamentales para conocer mejor su vida y su obra. ¿Con las nuevas tecnologías eso se ha acabado?
Las cartas ya han desaparecido aunque con las nuevas tecnologías surgen otros modos de comunicación. Existen los sms, los mail, otras formas de comunicación a las que habrá que adaptarse y sacarles partido. Ahí está el disco duro por si acaso, para recuperar esa información. Me resiento más en lo que puede ser la parte emotiva que tenía una carta.
¿Qué es más importante la crisis económica o la crisis personal, de pensamiento?
Yo soy políticamente incorrecto por decirlo de una manera rápida. A mí la crisis económica me importa, como no podía ser menos, porque la gente sufre y otros se enriquecen, genera desigualdad y marginalidad. Pero sí que creo que el punto clave está en cada uno de nosotros. Yo me sorprendo cada vez más de lo crédula que es la gente. Me fastidia la gran mentira en la que vivimos, pero me fastidia más que la gente colabore en esa mentira. Deberíamos pensar que la vida política la hacemos nosotros que no nos la tienen que dar hecha. Ahí es donde mi escepticismo es mayor.
Hay una opinión generalizada de que la ciudadanía está demasiado tranquila para todo lo que está pasando…
Me gustaría que la gente que sale a la calle fuera millones y no miles, todo democrática y pacíficamente pero sin ceder nada de los derechos que uno tiene. El poder es muy fuerte, absorbe todo y entontece muchísimo.

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