14 de mayo de 2021. Luis Miguel de la Cruz Herranz. Archivo Histórico Nacional.
El pasado día 12 nos sorprendió con la triste noticia del fallecimiento de nuestra querida compañera Mari Carmen Guzmán Pla, con quien tuvimos la inmensa suerte de coincidir y convivir en el Archivo Histórico Nacional durante bastantes años hasta su jubilación.
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Central en 1955, fue becaria de la Escuela de Estudios Medievales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas entre 1956 y 1957. Al año siguiente, en 1958, ingresó por oposición en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Tas un mes de prácticas en el Archivo General de Simancas (1958) y una breve estancia en el Archivo General de Indias (1958-1959) se trasladó al Archivo de la Delegación de Hacienda de Madrid en 1960, donde permaneció hasta 1969. Este año, por concurso de traslado, pasó al Archivo Histórico Nacional donde permaneció hasta su jubilación en 2002.
A su llegada a este centro desempeño la jefatura del Servicio de Microfilm del mismo hasta 1971, siendo nombrada entonces Secretaria del Archivo, puesto que ocupó hasta 1986 en que se encargó provisionalmente de la dirección, cargo que volvió a ejercer posteriormente. Además de estos puestos, fue también la encargada de la Sección de Códices y Cartularios, Osuna y Diversos. Pero, además de estas secciones que estuvieron bajo su dirección, Mari Carmen era una perfecta conocedora de todos los fondos del Archivo, sin duda por su larga estancia en la Secretaría del centro. A ella hemos acudido constantemente todos en busca de ayuda ante cualquier duda que se nos planteaba y a la cual ella, con su amabilidad innata, siempre estaba dispuesta a echarnos una mano generosamente. Por tanto, su marcha, nos dejó huérfanos de una gran compañera, pero lo que no perdimos nunca fue su amistad.
Hace escasamente dos meses hablé por última vez con ella al enterarme de una reciente intervención quirúrgica a que había sido sometida, pero de aquella conversación nada hacía presagiar tan repentino y fatal desenlace. Querida Mari Carmen, te recordaremos siempre con esa sonrisa casi permanente con la que nos obsequiabas siempre que nos veíamos.