Rafael Doctor Rocero, (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1966) es una de las mentes más creativas e inquietas que conozco. Ecología, ecofeminismo, fotografía, arte y gestión son los campos en los que se mueve con fe y determinación.
Ha tenido siempre un carisma especial para inventar proyectos en los que visibiliza y realza la tarea del artista, en los que promueve la participación e interacción ciudadana con el arte, moviliza a otros a favor de los animales, donde hay un planteamiento colaborativo y humanitario. Y pasa que sus proyectos son virtuosos, sólidos y consiguen perdurar en el tiempo. Son como las súper semillas, poderosas para el cuerpo y el alma, con las que Rafael ha alimentado a muchos.
Con sus proyectos, ha visibilizado no sólo el trabajo de muchas personas, sino también algunos valores en desuso como el cariño por el trabajo, la defensa animal, la filantropía y la cooperación.
Cuánta razón tenía Eduardo Galeano cuando planteó que ‘el código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso’. Pero bienvenido sea el fracaso si se aprovechan y aplican sus enseñanzas. A Rafael le mueve postular un cambio en el que abracemos la convivencia respetuosa y las buenas prácticas artísticas y ciudadanas. Una transformación necesaria en la que el genio creador no pisotee a nadie, ni olvidemos que somos prótesis del universo.
Las palabras de Rafael me parecen apropiadas en este momento de confinamiento, en el que tenemos la oportunidad de entablar un diálogo profundo y privado del que sacar muchas enseñanzas.
D. V. – Después de haber pasado por varios museos, transformarlos, ¿qué rol consideras que cumplen los museos hoy en día? ¿Están a la altura de la producción artística local?
Rafael Doctor Roncero – Contesto estas preguntas en plena crisis del Coranavirus por lo que es un momento de replanteamiento de todo. Hemos visto que el espacio público para el que y en el que trabajamos se ha visto absolutamente anulado, aunque sea temporalmente.
Nos falta hacer un verdadero estudio histórico/crítico de lo que son nuestros centros de arte y museos. La mayoría ha sido fruto de decisiones políticas poco consensuadas y de intereses que tienen que ver con lo artístico o cultural. Aunque es un error generalizar, pues es necesario analizar caso por caso, lo que sí se puede decir es que la mayoría nacen por imposición y no como resultado de un proceso previo que abale su razón de ser. Hay museos con un carácter internacional en ciudades que no tienen ni una sola galería de arte contemporáneo y que no han tenido apenas conexión con el arte de hoy en día. Al no existir, ni por parte del estado, ni por parte del resto de poderes públicos una verdadera política cultural, es difícil precisar si cumplen o no un rol, pues no hay asignado ninguno más allá del imaginario que cada uno quiera proyectar.
El replanteamiento o búsqueda de esta función es un proceso que se hace una vez creado el museo. Es decir, al revés de lo que sería lógico. Se busca el público, se busca el diálogo, una vez creado, sin saber si realmente hay una necesidad en la sociedad del mismo.
¿Qué rol deben cumplir estos museos? Si la respuesta es simplemente ampliar la oferta cultural de una ciudad creo que es insuficiente. Para mí un museo debe ser muchas más cosas que sus colecciones, exposiciones o actividades. Un museo contemporáneo debe tender a ser parte del presente de su propio entorno con un compendio de muchas más cosas. Debe generar una atmósfera capaz de propiciar muchas otras cosas.
En cuanto a la creación artística local, es un tema complejo. Cuando yo he sido responsable de alguna institución, esta ha sido la prioridad haciendo acciones de todo tipo que quizás no tienen gran espectacularidad y pasan desapercibidas desde fuera, pero que son las esenciales. Con todo, hay que entender que a excepción de las grandes ciudades, es difícil precisar eso de la producción local, ya que son las grandes ciudades las que aglutinan a la mayor parte de los artistas del resto de territorios. La diáspora hacia los grandes centros es algo que hay que tener siempre en cuenta cuando se habla de lo local.
D. V. – En numerosas ocasiones has comentado tu desinterés por el sistema del arte. ¿Es este mundo carnista o vegano? (entiéndeme la metáfora).
Rafael Doctor Roncero – La estructura del arte, el tablero que compartimos, si se analiza de una manera seria, uno saca la conclusión de que es uno de los grandes baluartes en los que se sustenta el mundo tan injusto que el neoliberalismo ha implantado. Todos los males de este capitalismo atroz están perfectamente definidos en esta estructura absolutamente clasista y basada en unos principios piramidales competitivos. Es algo que ocurre en todos los sectores que se analicen de esta sociedad, el problema es que la estructura neoliberal en los museos y centros de arte, no solo se da en la parte económica sino también en la intelectual.
Y lo de carnista o vegano, no es una metáfora. La estructura es absolutamente carnista y no existe la mínima consideración con otras especies de animales que no sea la humana. En los últimos años, en el momento que decidí centrarme en el activismo animalista tuve conflicto con la mitad del sector, se me tachó de mil cosas que van desde radical – cosa que es un honor, ojalá y lo fuera de verdad – hasta iluminado o talibán. Hay muchos artistas, coleccionistas, críticos y galeristas que son taurinos, es decir, que disfrutan viendo como un animal es torturado y asesinado en público o tienen escopetas con las que llenan de muerte el campo. Cuando nació Capital Animal, algunos artistas con los que contacté se negaron a participar para que no se les significara dentro de esta lucha. Es algo realmente triste pero es así. Escribí un artículo hace cinco años en El Caballo de Nietzche de eldiario.es en el que dejé claro esta situación basándome en el análisis de la feria de arte Arco. En este artículo hago un análisis claro de este tema. Desgraciadamente, y a pesar de Capital Animal, la cosa sigue igual. Las señoras pasean con sus pieles comprando objetos de lujo llamados obras de arte, los señores coleccionistas van de caza a la finca y en los restaurantes de esta feria, si la visitas, no hay ni una mínima opción vegana. Desde ahí hasta que se les niegue el paso a los animales y te miren como si fueses un marciano cuando dices que eres vegano.
Por tanto no hay metáfora. Curiosamente, aunque cada vez somos más los que planteamos este cuestión y la tratamos de introducir en el debate, esta no cuaja de ninguna manera en la estructura; contrariamente sí en la de los individuos, que somos los que uno a uno vamos a poder dinamitar todo esto y procurar el cambio que ansiamos.
D. V. – ¿Qué le hace falta al sistema artístico español?
Rafael Doctor Roncero – El arte solo se puede entender desde una perspectiva cuántica. Sin embargo se realiza desde una estructura absolutamente racional. Ese es el gran problema. Se erigen personas que quieren imponer su criterio, desobedeciendo la regla primera y básica que es la libertad, la multiplicidad de criterios, la posibilidad de convivencia de los contrarios. Este es un problema global del sistema occidentalizado del arte, que nos atañe quizás a nosotros más si analizamos lo que ha ocurrido en los últimos años donde personas concretas muy poderosas se empeñan en imponer desde sus torres de poder un pensamiento único. Es atroz y triste al mismo tiempo.
Pero si algo nos hace falta, aparte de dejar de querer tener la razón, es un replanteamiento de todo, una búsqueda de objetivos comunes, un plan realmente social, algo que se solucionaría con una política cultural o artística que realmente tuviese sentido y espacio para todos.
Por otra parte hace falta más generosidad, más amor, más vida, más piel, más comprensión, más silencio y más celebración al mismo tiempo; al contrario sobran egos, enamorados del poder y banalidades gratuitas.
D. V. – En tus proyectos hay siempre mucha gente que te apoya y colabora de manera abierta con tus propuestas. Tu poder de convocatoria es increíble, tu energía y la fe que despiertas en la gente. ¿Cómo concibes la amistad, y qué otros aspectos son fundamentales para ti?
Rafael Doctor Roncero – Yo suelo decir algo que con el tiempo puedo certificar y es que es mi entusiasmo mi mayor arma. Solo hablo de las cosas que me creo profundamente y cuando no me las creo se me nota demasiado o sucumbo, como me ocurrió en la última etapa en la que dirigí el Musac, que fue una experiencia durísima pues estaba siendo alguien a quien yo no reconocía. Eso es importante pues es lo que te da credibilidad ante los demás.
No suelo trabajar nunca solo. Incluso en los retos más importantes de mi vida siempre he buscado a los mejores compañeros posibles de viaje. Y esos compañeros no he querido que fueran palmeros sino personas con ideas propias y diferentes a las mías. Esto ha sido siempre esencial pues nunca he pretendido imponer mi criterio personal sino enriquecerlo con otros.
Yo sólo trabajo para personas y con personas. No trabajo para masas abstractas ni para públicos, de la misma forma que no me gusta trabajar con personas que no se enamoren del trabajo. Siempre pienso en la persona como individuo. Las propuestas que ahora mantengo en esta etapa de mi vida son todas inclusivas y las he generado a través de esa idea del otro u otra quien me dirijo.
Se trata de humanizar positivamente todo y sobre todo reivindicar la vida en torno al acto o acción artística. Por encima de artistas o gestores, somos personas y si nos situamos en ese umbral nuestra comunicación es mucho mejor y el diálogo siempre es mucho más claro y efectivo.
No hay cosa que más detesto que un comisario, gestor o director de un proyecto imponiendo el eje por el que hay que mirar. La riqueza del arte es que hay muchos ejes y que además cambian constantemente. Aborrezco a esa gente que lo tiene todo muy claro. Creo que el arte no es su espacio. Aquí no se debe imponer, esto es el territorio de la duda, de las interrogaciones, de las sugerencias, no de las verdades.
D. V. – Los Encontros, los Monsters, los 200, Tormenta de Amor editado e intervenido por ti… la autogestión y la fuerza que conlleva ser Juan Palomo te convierte en un ser lleno de vitalidad, de empeño y compromiso. Y además ocurre que estos proyectos son originales y frescos, exitosos y se han mantenido en el tiempo. Parece que el arte se puede apoyar y potenciar de muchas maneras ¿Cómo surgen estas ideas y qué ideales las propician?
Rafael Doctor Roncero – Todas estas cosas surgen desde el momento que hace más de diez años salté y opté por ser yo mismo y no el comisario de moda que tenía cada día cien invitaciones a todo tipo de eventos. Dejé de ser quien los demás querían que fuese para pasar a luchar por el que yo quiero ser. Es el momento más esencial de mi vida profesional y creo que personal también pues siendo joven aún, renuncié, por enésima vez, a la seguridad. Antes lo había hecho en el Reina Sofía cuando cambió la dirección y el nuevo director Bonet me redujo mi margen de trabajo.
Nunca me he arrepentido de estos saltos por muy duros que hayan sido. El último salto sin embargo fue forzado por la irrupción de la miseria moral extrema convertida en política en la Junta de Andalucía, algo que ni ya comento y que lo siento lejano a pesar de que fue sólo hace unos meses. Recibí tales muestras de cariño, amor y solidaridad que creo que mereció la pena la infamia que tuve que soportar por parte del mismo diablo.
Pero bien, hablemos de lo que importa. Hace diez años nacieron los Encontros de Artistas Novos en Santiago de Compostela, donde hasta el momento más de 600 artistas han pasado exclusivamente a dialogar con otros artistas. Es un proyecto absolutamente maravilloso en el que la base es entender al artista como persona.
Capital Animal por otra parte es un lugar en el que aunar a todas aquellas personas que desde el pensamiento, la cultura o el arte entienden que hay que acabar antes de nada con el drama animal normalizado en este mundo injusto. Es un proyecto utópico que está constantemente replanteándose y que lejos de los festivales que ya ha organizado, tiende a rehacerse de forma nueva. El proyecto lo parimos Ruth Toledano, Concha López, Ruth Montiel Arias y Sandro Zara y luego se unió de una forma increíblemente bella y activa Ángela Molina en Valencia. Es el mejor proyecto que he hecho en mi vida sin duda.
Por otra parte, como parte de mi lucha animalista, surgió mi heterónimo Monsters For Animals, a través del cual consigo que las personas se involucren, dando una donación para lugares de salvación animal a través del intercambio con dibujos que yo hago, con la implicación de grandes artistas en muchas ocasiones. Es el más feliz de mis proyectos pues su labor es inmediata y repercute directamente en quien lo necesita.
Finalmente la Editorial Los Doscientos parte del sueño de hacer accesible el coleccionismo a todo el mundo y replantea, gracias a la implicación de los artistas, la especulación de la obra de arte. Hasta la fecha hemos publicado 20 libros, todos ellos con su obra original, con 200 ejemplares para el grupo que conformamos ese club más que especial. La gestión de todo es familiar, mi sobrina es la que lo coordina y colaboran en todo esto muchos amigos de una manera altruista.
Y bueno, además mi labor particular editorial a través de mis novelas es otro mundo, que aunque ahora parado, -desde 2014 no he publicado nada-, retomaré en muy breve pues estoy a punto de acabar nuevas historias. Y sí, todo esto, es prácticamente autogestionado, menos los Encontros que los hace la Xunta de Galicia.
Todos estos proyectos nacen como parte de la reinvención que empecé a hacer tras 20 años trabajando en el medio y una vez que había tenido todo lo que cualquier gestor cultural puede soñar en nuestro país. Y es que muchos años antes, sin darme cuenta empecé a adquirir cierto poder dentro de este sistema que ahora tanto critico y aborrezco. Dejé todo pues realmente no me hacía feliz y me veía siendo alguien que no quería ser. Ese salto fue una enseñanza increíble pues me vi volviendo a empezar de cero y además con ciertas miradas sobre mí que me juzgaban por ese salto.
Me tuve que reinventar y fue tan sencillo como empezar a hacer únicamente las cosas que sentía de una manera natural y sobre todo a dejar de tener miedo a plantear cosas desde otra óptica y sin intención de agradar sino de hacer lo que consideraba que tenía que hacer.
D. V. – ¿Qué proyecto te gustaría llevar a cabo y hasta la fecha se te ha resistido?
Rafael Doctor Roncero – Tengo en mente escribir una Historia de la Fotografía nueva, tal y como yo la veo que no es otra que la historia imposible de contar y sobre todo no contarla desde la linealidad historicista impuesta por la historia del arte. Ese es uno de mis grandes objetivos para estos años. Me gustaría que fuese la culminación de los más de treinta años que llevo coleccionando y pensando en fotografías de todo tipo. Ya publiqué dos libros que pueden suponer la introducción a lo que quiero hacer ahora.
Aparte de eso, lo que pretendo es seguir con mi editorial Los Doscientos, volver a relanzar Capital Animal y continuar celebrando Los Encontros de Artistas Novos.
También desde hace tiempo llevo pensando dar un salto diferente hacia lo que es el mercado de lo artístico. Un salto que partiría desde la reflexión de lo que son Los Doscientos y lo que he aprendido ahí en relación al coleccionismo más cercano y real.
Luego hay muchos proyectos, algunos muy grandes, que no se pueden contar pues implican a más personas y están en fase de gestación.
D. V. – Creer es crear y es lo que ocurre con las intervenciones de cientos de fotografías que eliges previamente y que se convierten en regalos que tú realizas a cambio de donaciones para protectoras animales (proyecto Monsters For Animals). Es un gesto lleno de convicción y de generosidad. ¿Cómo es ese momento de creación cargado de una energía que te lleva a producir de esta manera?
Rafael Doctor Roncero – Es mi proyecto más gozoso. Yo me convierto en un niño que juega, un niño que recupera ese ejercicio libre que es el de manchar e interpretar el mundo a través de sus trazos de colores. Realizar los Monsters a nivel particular es un placer inmenso. Aunque soy un coleccionista, un acumulador de imágenes, sin embargo con estos dibujos lo que intento es que se conviertan en donaciones para mi causa. Donaciones para ayudar a las personas que salvan vidas en protectoras, refugios y santuarios de animales. Lo que pinto, el motivo realmente no importa. Trato de hacer imágenes nuevas a través de las de otros como Pierre Gonnord, Alberto García Alix, María Cañas, etc., quienes me ceden sus fotografías. Una vez que esos dibujos son adoptados por personas, el resultado es ayuda directa. No se trata de vender. Aquí no se vende nada. Es un intercambio que se produce, un premio que uno recibe cuando hace una donación. Calculo que he podido conseguir que se adopten más de 3.000 dibujos en estos últimos tres años y realmente es algo que me llena de satisfacción de la buena. Lo que es un milagro es que aún la gente siga confiando y siga adquiriendo los dibujos cuando los muestro. Eso para mí es maravillo. Monsters no es el dibujo, Monsters es el acto de adopción del mismo. Para mi hacer esto de una manera absolutamente altruista es más que genial, pero realmente no es altruista, solo es altruista materialmente pero yo aprendí hace tiempo que lo material es solo una parte y no la más importante de cualquier cosa y además me considero discípulo activo de Marcel Mauss y su filosofía sobre el regalo como arma para destruir el materialismo capitalista unívoco.
D. V. – Cuando nos vimos, tocaste brevemente el feminismo y tu postura, relacionándola con el ecofeminismo. ¿Puedes explicarnos de qué se trata?
Rafael Doctor Roncero – El ecofeminismo es el único feminismo que entiendo. No puedo comprender que todo se quede únicamente en la lucha por la cuota. El feminismo para mi es utopía y debe proyectarse a un mundo mejor para todos o no tiene sentido. Ese todos incluye a los seres de otras especies explotados por el sistema heteropatriarcal impuesto. No puedo entender que alguien quiera justicia para el mundo mientras en su plato hay un cadáver o en sus ropas la piel de otro al que se la ha arrebatado.
En este país tenemos casos tan absurdos y aberrantes como el de la Vicepresidenta Calvo que se autoproclama feminista al mismo tiempo que dedica su ocio en las tardes de verano a asistir a espectáculos en los que se tortura y asesina a un toro. Eso no es una contradicción, es un atropello al sentido común y una afrenta al feminismo, un insulto.
Por otra parte, hay que recordarle a estas personas que enarbolan la bandera del socialismo, que el fundador de su partido, Pablo Iglesias no entendía que un socialista pudiese asistir o apoyar esos espectáculos criminales y como tal luchó contra su existencia.
Desgraciadamente los de siempre se han impuesto y se han apoderado de los propios partidos que tenían unos presupuestos morales y sociales muchos más altos que los que ahora tienen estos partidos.
D. V. – ¿Qué fue lo que un día te llevó a dejar de ser carnista?
Rafael Doctor Roncero – Siempre cuento la anécdota real que me ocurrió hace diez años jugando con el pequeño perro de mi madre, Lucas. Nos miramos a los ojos y sentí que él tenía las mismas ganas de vivir que yo, que no había una diferencia entre él y yo y que esencialmente no había razón para que yo me sintiese superior a él. Fue un despertar o una toma de conciencia que yo siempre había sentido internamente y que afloró a través de esa mirada animal. Desde entonces no he vuelto a comer carne, pero además al poco me hice vegano y, a mi manera, me convertí en activista por esta causa. Es lo más importante de mi vida y a ello me debo como persona.
Hago proselitismo puro y duro en todo acto de comunicación que desarrollo a través de mis charlas, mis cursos, las redes, mi día a día. No hay semana que pase sin que alguien me escriba o me llame diciendo que ya ha dado el salto y se ha despertado, pues es un verdadero despertar a un mundo en el que no es necesario aprovecharse de la vida de otro ser para vivir. Cada vez que escucho eso lo siento como si me diesen un Oscar, pues detrás de ello lo que hay es la salvación de muchas vidas.
D. V. – ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que esto sucedió?
Rafael Doctor Roncero – Cuando uno decide dar este salto tiene que replantear todo. Es muy fácil a nivel individual pues uno es quién desea ser. Sin embargo a nivel social no es sencillo. Yo cuento con el handicap de tener un carácter fuerte y pisar fuerte si es lo que siento, pero me he tenido que enfrentar a mucha gente, he perdido a muchas personas y sobre todo he abierto muchos frentes para demostrar la injusticia que yo sentía.
Cuando uno se hace vegano entronca de una manera muy fuerte con el inmenso dolor y crueldad en el que está sustentado el mundo. Las cosas ya nunca van a ser de la misma manera; puede ser incluso insoportable. Yo creo que en el fondo las personas que realmente amamos a los animales estamos conteniendo una inmensa tristeza fruto de la impotencia y de haber sentido el permanente holocausto en el que se sustenta este sistema de vida. Con todo, repito, es lo más importante y bello que he hecho en mi vida. Ha partido de mí mismo, de un descubrimiento interior, de un ansia de justicia y de amor a la vida.
D. V. – Tu infancia en Calzada de Calatrava, ¿tuvo alguna influencia en esta decisión?
Rafael Doctor Roncero – Mi abuelo y mi padre eran cazadores. Me intentaron hacer cazador para seguir la tradición y yo me rebelé. Creo que es la primera vez en mi vida que me salí de lo que había previsto para mí. En los pueblos el abandono y el maltrato a animales, y sobre todo en aquella época, era lo normal. Pasear por el arroyo y encontrar sacos con camadas de perros y gatos era lo normal, de la misma manera que entender que los toros es una verbena. Yo aborrezco las tradiciones, sobre todo las religiosas que lo son casi todas. Considero que son lo contrario a la cultura pues son estructuras de un pasado que luchan por pervivir en un mundo diferente. Las tradiciones en España en relación al maltrato animal son nuestra gran vergüenza y son el caldo en el que la incultura se recrea para que no avance un pensamiento más crítico acoplado al mundo real del presente.
D. V. – ¿Es España un país defensor de los animales y preocupado por el medio ambiente?
Rafael Doctor Roncero – No. España contando con la gran riqueza medioambiental es la gran vergüenza de Occidente. Todo el país es un inmenso coto de caza donde los ricos sin escrúpulos, los señoritos que aún viven muy vivos de Los Santos Inocentes, peinan los montes de vida junto a tantos nuevos ricos y paletos que entienden que ejercer la caza es un símbolo de clase. Es un horror. La incultura es prima hermana de la maldad humana y aquí vive amparada además por unas leyes que la protegen. Sueño con un día en el que por sentido común desaparezca la tauromaquia, sea abolida la caza y desaparezcan las granjas industriales que cosifican a tantos animales. Y es posible, solo es necesario confiar y trabajar individuo a individua para que por si solo se quite la venda impuesta por esta sociedad injusta.
D.V. – ¿Cómo concibes el activismo?
Rafael Doctor Roncero – El activismo es el anticonformismo. Para mi es una razón de vida. Ya no podría ser de otra manera. Es lo más necesario. Este mundo es la mierda que es pues ha demonizado al activismo, ha hecho que la gente prefiera estar tranquila y salvando sus muebles aunque todo a su alrededor de esté derrumbando. Ojalá y esta crisis nos abra el alma y empecemos a amar el mundo como se merece y a darnos cuenta que somos uno más en esto de la vida y cambiemos definitivamente nuestra relación con nuestro entorno y sobre todo con nuestros hermanos de planeta, los otros animales.
FUENTE: https://www.plataformadeartecontemporaneo.com/pac/entrevista-rafael-doctor-roncero/