La Biblioteca municipal de Paiporta, en la mañana del 7 de noviembre, durante las tareas de limpieza. / Tomás Roselló
Los archivos municipales constituyen la memoria documental de las poblaciones a las que pertenecen y los estudios realizados sobre sus fondos, permiten conocer nuestra historia local y comarcal. Además, estos también resultan de gran utilidad para muchas gestiones de la ciudadanía y de sus respectivos consistorios. Por otro lado, las bibliotecas municipales son espacios de fomento de la lectura, que resulta de gran importancia para sus vecinas y vecinos como modo de transmisión del conocimiento y la cultura.
Desafortunadamente, estos centros del saber no se han visto exentos de los daños causados por el devastador torrente de agua del pasado 29-O, el cual afectó seriamente a algunos de estos espacios de l’Horta Sud. De hecho así lo ha podido comprobar en primera persona Levante-EMV, a través de un recorrido a pie de 20 kilómetros por las poblaciones más afectadas.
En lo relativo a los archivos municipales, genera preocupación el estado en el que hayan podido quedar los documentos de aquellos que se ubican, total o parcialmente, en planta baja como es el caso de los de Aldaia, Massanassa, Alfafar y Paiporta, donde el agua alcanzó a pie de calle entre 1,2 y 1,8 metros de altura. Así como los localizados, en los sótanos de sus respectivas casas consistoriales o centros culturales a las que llegó la tromba de agua, como sucedió en Sedaví, Catarroja y también en el resto del de Paiporta. No obstante, según fuentes municipales consultadas, el Institut Valencia de Conservació, Restauració i Investigació de la conselleria ya está en contacto con los responsables de alguno de estos fondos locales, para que se sigan los protocolos necesarios para hacerse cargo ellos de su recuperación.
Respecto de las bibliotecas afectadas, que ya se encuentran en proceso de limpieza, las que se han visto más perjudicadas han sido las de Albal y Aldaia, ubicadas íntegramente en planta baja, en las que el agua las anegó por completo y en las que tan solo se han podido salvar en torno a un 5 % de sus libros. Además, se han visto dañadas la planta baja de las bibliotecas de Picanya, en la que se ubicaba la sección de infantil, revistas, ordenadores de uso público, entre otros, y la de Paiporta.