Los viejos documentos nos aportan conocimiento sobre el pasado, nos permiten razonar científicamente sobre la historia y en algunos casos nos sumergen en la estética, perfecta y bella, de sus grafías.

Desde la Edad Media se hace común el uso de códices o cartularios que servían para archivar las copias de documentos de interés general en el desarrollo de instituciones tanto civiles como religiosas. No había parroquia, concejo, monasterio o familia noble que no tuviese libro becerro. Con el paso de los siglos, los libros becerro se han convertido en verdaderas joyas documentales. Su nombre se debe a que estos eran encuadernados con tabla forrada de piel de becerro. Una de las principales causas de la existencia de los libros becerro, era tener un libro que preservara del uso corriente a los originales o que sirviera de inventario del archivo.

Uno de los documentos más significativos de cuantos se custodian en el Archivo Histórico Municipal de Cáceres es el Libro Becerro, un códice encuadernado a principios del siglo XVI que contiene copias de la documentación anterior a este siglo. En este se recopilan los documentos de mayor relieve en la historia general de la villa, documentos que fueron generados por el Concejo cacereño desde la Edad Media. Se trata de un libro único y manuscrito y del que solo existe un ejemplar. Los textos están escritos principalmente en letra gótica cursiva castellana, tanto cortesana como procesal. En sus 365 hojas, se conservan copias de privilegios, escrituras, la correspondencia más importante que mantenía el concejo cacereño con otras instituciones de la corona, así como cartas, actas de convenio con otras villas, amojonamientos de los términos cercanos, mandatos reales y en general casi toda la comunicación entre la villa de Cáceres con los pueblos y aldeas de su extenso alfoz. Un tesoro de irrefutable valor, histórico y artístico, que nos permite saber como se desarrollo la vida municipal cacereña desde la baja Edad Media. Su encuadernación es de tipo holandés, con tapas de cartón recubiertas en piel, que fue realizada a principios del siglo XX en la imprenta de la familia Floriano, ubicada en el Portal Llano de la Plaza Mayor de Cáceres.

El estado de conservación es aceptable. Algunas hojas presentan pequeños cortes y desgarros, pero de poca importancia. En otras aparecen pequeñas muestras de los efectos de insectos y detritus en forma de trozos de papel que fueron carcomidos y apolillados. Un estado que podemos calificar de meritorio si tenemos en cuenta las contingencias de todo tipo que, desde la Edad Media, puede haber sufrido el libro becerro de Cáceres.

 

 

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