Carmen Negrín es nieta del último jefe de gobierno de la II República y presidenta de la Fundación que lleva el nombre de su abuelo. Defiende la necesidad de conocer la historia ante la nueva oleada de populismos
La fundación ha publicado recientemente tres artículos premonitorios de la Guerra Civil en los que Negrín hablaba del auge de los totalitarismos y la debilidad de las democracias. También preveía el conflicto en Europa
Para su nieta, más de 80 años después, los discursos basados en el miedo renacen. Los ataques a la educación pública son ejemplo de que “es más fácil gobernar a una sociedad desinformada”
Recuerda que siguen repitiéndose discursos contra los refugiados. En Francia, se daba una imagen negativa de los exiliados de España por la guerra, algo que se repite ahora con quienes huyen de conflictos
“La democracia es algo extraordinario, pero también es algo muy frágil. Hay que hacer un esfuerzo constante por rememorar qué significa y de dónde vino”. Este es uno de los principales objetivos que se marca Carmen Negrín, la nieta del último jefe de gobierno de la II República, el grancanario Juan Negrín, y que preside la fundación que lleva el nombre de su abuelo en Las Palmas de Gran Canaria. Un centro que alberga más de 160.000 documentos de este período de la historia y donde investigadores y colaboradores se dedican a recuperarlos, ponerlos en orden y custodiarlos. La idea es que puedan ser accesibles a toda la ciudadanía para que se conozca la realidad y permitan encontrar respuestas.
Este mismo año, la Fundación ha hecho públicos nuevos textos del político y médico canario en los que ya advertía del auge de los totalitarismos y de la debilidad de las democracias. Unos textos que serían premonitorios de lo que posteriormente fue la Guerra Civil, concepto que su nieta sostiene que hemos interiorizado a causa de la propaganda franquista, como si se tratase de un conflicto puramente interno en España, pero en el que, en realidad, intervinieron agentes externos. De hecho, recuerda que si no hubiera sido por el apoyo de Alemania o Italia, Franco ni siquiera habría iniciado el golpe.
En el 88 aniversario de la II República, este domingo 14 de abril, Carmen Negrín considera que es necesario reivindicar este período como etapa de aire fresco y de apuesta por la educación. Un pilar que entiende fundamental para que la ciudadanía sea libre. “En el año 1936, la República abrió 6.000 escuelas en plena guerra y eso está en el archivo de mi abuelo”, recuerda con orgullo. Un dato que cree conveniente subrayar en estos momentos en los que hay países que están apostando por la educación privada. Le viene a la mente el caso de Estados Unidos, donde a pesar de tener recursos para invertir en la escuela pública, su presidente, Donald Trump, está recortando en este derecho básico. “Cuanto menos formación tiene la gente, menos se puede defender. La educación es libertad”, destaca.
También recuerda que España fue uno de los primeros países en contar con una mujer ministra y con actividad en la política. Hubo que esperar décadas para que las mujeres recuperaran derechos tras la dictadura franquista. En este sentido, subraya que también existía una ley del divorcio, que las mujeres tenían derecho a trabajar sin necesidad de pedir permiso a los padres o maridos y que se estaba tramitando el derecho al voto.
En los documentos publicados recientemente por la Fundación, Juan Negrín vaticinaba el conflicto en Europa e insistía en su idea de que la guerra en España sería el primer acto de la inmediata conflagración mundial. Aunque comparar esta tesis con el panorama actual sería errónea ya que los ingredientes de los conflictos que vive cada país no son los mismos, sí que se asemeja el hecho de que menciona el auge de totalitarismos y que se percibía un crecimiento de los populismos. Esta última tendencia no sólo se está produciendo en España, es global y se ha replicado desde las elecciones en Estados Unidos, Brasil o en países de Europa.
Ola de populismo basada en la desinformación
“Los ajedreces cambian, pero el movimiento es el mismo”, sostiene. Y es que, la nueva ola de populismo se nutre de métodos similares a los de 80 años atrás y que se basan fundamentalmente en la desinformación. Una comparación curiosa se puede apreciar con la forma de abordar el tema de los refugiados. Carmen Negrín recuerda que su familia se vio obligada a exiliarse y que, como ella, miles de españoles se refugiaron en Francia huyendo de la guerra y posteriormente del hambre de la posguerra.
Señala que estos españoles también eran mal vistos y que en los medios de comunicación se retrataba una imagen negativa de estas personas. “Los periódicos hablaban de sucios, salvajes, pobres, criminales…” una serie de descalificativos que considera que muchas veces son los mismos que se emplean hoy en día para hablar de las personas forzadas a dejar sus países, como el caso de Siria. Actualmente, sin embargo, muchos de los españoles de tercera generación en Francia ni siquiera saben de dónde proceden, ni conocen su historia y esto considera que se debe a que se han integrado. “Lo mismo ocurrirá algún día con las personas exiliadas actualmente”, insiste. Mientras tanto, lamenta esta “propaganda anti inmigrantes”.
De esas campañas de desinformación advertía Negrín en sus textos. “Los enemigos de la libertad y de la democracia han querido engañar al mundo sobre el significado de nuestra contienda. Han utilizado para ello la provocación artera en el interior de España y una asfixiante propaganda de patrañas entre la gente de honesto sentir”.
Juan Negrín reivindicó así mismo la importancia de las Naciones Unidas, institución que está siendo objeto de muchas críticas, como el hecho de que se comente que conlleva “mucha administración o que es dinero perdido”. No obstante, a juicio de su nieta, “la paz no tiene precio”. El 14 de septiembre de 1937, el político grancanario destacó en su intervención en la Sociedad de Naciones: “Hemos sido las primeras víctimas. Tened cuidado. No seremos las últimas”. Reflejaba así que lo que sucedía en España era la antesala a lo que ocurriría después en toda Europa. Esta idea también la reflejó en uno de los textos publicados por la fundación en enero de este año. En una carta al presidente Roosevelt en 1939 decía: “Sr. presidente: El resultado de la lucha en España decidirá lo que ha de ser Europa y marcará el rumbo del mundo en el porvenir”.
Aunque en España se ha producido “desmemoria”, fruto del franquismo y de la posterior transición, Carmen Negrín sí que considera que cada vez hay más personas que se interesan por conocer quién fue su abuelo y que quieren saber qué ocurrió en esa etapa de la historia tan ‘olvidada’ en los libros de texto. Ejemplo de ello es que el año pasado se inaugurara una cátedra en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria sobre Juan Negrín. “Me dio mucha alegría ver que se le vuelve a asociar a su mundo inicial, que es el de la universidad”, celebra.
Sobre la figura de su abuelo, resalta su trayectoria científica y política. De la primera, destaca que creó muchos “hijos” en el sector de la medicina, como por ejemplo, Severo Ochoa, que casi nadie asocia a que fuera alumno de Negrín. De la vertiente política, se queda con “su rectitud y persistencia”.
Explica que su abuelo luchó prácticamente hasta el último momento y que lo hizo sobre todo por ser una persona abnegada. “Es decir, se entregó enteramente al país de forma completamente desinteresada y creo que eso es una lección de resistencia”. Subraya que Negrín perdió mucho metiéndose en política, pero lo hizo por amor a su país. A pesar de sus intentos, de la elaboración de sus famosos trece puntos, que rechazarían los rebeldes, se vio obligado a exiliarse a Francia en 1939 al no poder evitar la derrota.