“The Online Information Environment: Understanding how the internet shapes people’s engagement with scientific information” The Royal Society, 2022
¿Cómo están cambiando las tecnologías digitales la forma en que las personas interactúan con la información? ¿Qué tecnologías existen para fabricar y detectar la desinformación? ¿Y qué papel tiene que desempeñar la tecnología para crear un mejor entorno informativo?
El informe sobre el entorno de la información en línea aborda estas cuestiones, proporcionando una visión general de cómo Internet ha cambiado, y sigue cambiando, la forma en que la sociedad se relaciona con la información científica, y cómo puede estar afectando al comportamiento de la gente en la toma de decisiones, desde la adopción de vacunas hasta la respuesta a las pruebas sobre el cambio climático. El informe destaca los principales retos para crear un entorno de información en línea saludable y formula una serie de recomendaciones para los responsables políticos, los académicos y las plataformas en línea.
Los patrones de consumo de información están cambiando: los individuos buscan cada vez más noticias en el entorno «online», y los motores de búsqueda y las plataformas de medios sociales desempeñan un papel cada vez más importante en la configuración del acceso a la información y la participación en los debates públicos. Las nuevas tecnologías y usos de los datos están configurando este entorno de información en línea, ya sea a través de microfichas, burbujas de filtros o sofisticados textos, vídeos e imágenes.
Estas tecnologías tienen un gran potencial y ya se están aplicando en diversos contextos, desde el entretenimiento hasta la educación. Al mismo tiempo, aumenta la preocupación por las nuevas formas de daño en línea y la erosión de la confianza.
Aunque la desinformación no es un problema nuevo -y la incertidumbre y el debate son partes intrínsecas de la ciencia-, Internet ha aumentado drásticamente la velocidad y la escala a la que puede difundirse la información de mala calidad.
El informe destaca cómo la desinformación en línea sobre cuestiones científicas, como el cambio climático o la seguridad de las vacunas, puede perjudicar a las personas y a la sociedad. Subraya que censurar o eliminar los contenidos inexactos, engañosos o falsos, tanto si se comparten de forma involuntaria como deliberada, no es una solución milagrosa y puede socavar el proceso científico y la confianza del público. En su lugar, hay que centrarse en la creación de resistencia contra la desinformación perjudicial en toda la población y en la promoción de un entorno de información en línea «saludable».
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FUENTE: JULIO ALONSO ARÉVALO