Reseña del libro “El encaje roto: Antología de cuentos de violencia contra las mujeres”, de Emilia Pardo Bazán
No podía empezar a reseñar este año sin que uno de los primeros libros fuese de Dª Emilia Pardo Bazán. Y es que este 2021 es su año pues el día 21 de mayo hará justo cien años de su muerte… ¿Muerte? Ya saben que pienso que los poetas nunca mueren, en este caso tengo que aplicarlo a nuestra autora pues además de ser una de las más grandes narradoras que ha dado la historia también nos dejó un puñado de versos.
¡Oh bella poesía!
Mientras exista el hombre
tus frescos manantiales no
temas que se agoten…
No sé si recuerdan que ya el año pasado les reseñé Miquiño mío, que eran un manojo de las cartas que Pardo Bazán había escrito a Pérez Galdós. No me importaría poder leer las que él le escribió a ella, aun cuando ya sabemos que él siempre le pedía que destruyese su correspondencia… Ahora tenemos la certeza de que no toda la destruyó, pero tampoco sabemos si finalmente se harán públicas o no esas cartas.
En este caso y a través de Encaje Roto me adentro en una de las facetas, no por menos conocidas, más interesante de la autora: Los cuentos.
Quienes me leen desde hace tiempo saben de sobra que no soy muy de relatos o cuentos cortos, pero también saben que es raro el año que no venga a presentarles algunos libros que recogen varios de un autor o de varios autores. El caso es que me doy cuenta que cuando me gustan, me gustan muchísimo, y cada vez entiendo mejor que hay que ser muy hábil con la pluma para hacer literatura puliendo y repuliendo el texto hasta dejar solo la esencia literaria. Y eso, es lo que hace Emilia Pardo Bazán.
Y es por ello que he venido a hablarles de un libro muy especial que ha editado la editorial Contraseña, Encaje Roto, que les aseguro que solo por el prólogo de Cristina Patiño Eirrín, experta en Pardo Bazán pero también en otros autores de la época, ya merece la pena.. Y es por ello que es absolutamente imprescindible su lectura ya que podría ser en sí mismo un libro corto sobre la autora y la época en la que le tocó vivir, y como les decía, ya solo por esto merecería la pena tener esta joya. En mi caso también porque ya saben que para mí las portadas suelen ser importantes y en este caso es también otra gran obra de de arte de Elisa Arguilé, pero claro, de esta joya en su conjunto ya saben que el diamante es la propia Pardo Bazán.
Miren como empieza ese maravilloso Prólogo:
Yo había leído alguno de los cuentos, pero nunca así seguidos, y menos una selección en la que todos estén relacionados con el maltrato a las mujeres, y hablo de violencia de género entendida como lo hacemos hoy, porque en este puñado de cuentos vamos a ver de todo, maltrato físico, psicológico, maltrato particular, en grupo, a las madres a través de los hijos… , la mayoría con finales terribles, de esos que dan cifras que añadidas una a una se van sumando a esa terrible que antes ni se contaban y hoy denominamos #CifraDeLaVergüenza.
Una de las cosas que agradezco a la autora es que en más de una ocasión le ha ofrecido una salida a la protagonista, salida que ella ha agarrado con las dos manos, muchas veces con miedo, como aquella artista que viendo las orejas al lobo vuela antes de ser pillada por su adulador -“acosador”, y que me recordó muchísimo al fundamento de una novela de Donna Leon. No quiero entrar mucho en el contenido de los cuentos pues ya saben que en este tipo de literatura a poco que digas, y sobre todo si haces referencia al giro final, puedes hacer perder el gusto al lector… Aunque en este caso, ya les digo que leer o releer los cuentos de Pardo Bazán es siempre un gusto para los sentidos, en especial estos 35 tan cuidadosamente seleccionados, y que concluyen, con el que da título a este libro Encaje Roto… Y agradezco muchísimo que así haya sido.
Si yo fuera la autora sería imposible quedarme con uno, pero mirando desde fuera leo el titulado El revolver y me estremezco con lo bien que consigue Pardo Bazán hacernos entender cómo puedes tener a alguien a tu merced… Otro con el que pasé un buen rato ha sido el titulado Cuento primitivo, quizá porque con él he podido disfrutar un poco del humor agudo que se gasta Dª Emilia.
Luego están los terribles, esos que supongo que leídos hace unos muchos años, o incluso desgraciadamente ahora, aun quedará quien culpabilice a la víctimas de su terrible destino.
Una de las cosas que comentaba con mi amiga Eva Bajén, como todos ya saben mi filóloga de cabecera, es que el paso del tiempo ha respetado la perfecta literatura de la autora . Más de cien años después, nada chirría ante su lectura, no sólo, y desgraciadamente el tema sigue de absoluta actualidad, sino que su lenguaje es pura modernidad.
Me recordaba Eva, ante mis comentarios con la relectura de estos relatos, que estamos hablando de una época muy especial en la historia de España en la que ya Pardo Bazán, como hemos visto en el prólogo, y conocemos por diversas publicaciones, firmaba artículos en los que manifestaba que “El mujericidio siempre debiera reprobarse más que el homicidio”, o como esa famosa carta dirigida a su amiga Gabriela Cuningham-Graham, según queda constancia en el original que conserva la National Library Scotland, y que siempre recomienda su lectura la Casa Museo Emilia Pardo Bazán, “Armémonos de paciencia y energía para apresurar el fin de nuestra esclavitud: seamos fuertes contra la fuerza brutal, contra la ciega rutina, contra la injusticia doméstica, contra el ofensivo galanteo y contra la insípida burla. Seamos invencibles por la conciencia, que es la victoria segura; y si el desaliento nos ataca, leamos la historia…”.
Y en ello seguimos todas y todos, y por eso le agradezco a la editorial Contraseña, que no podemos olvidar que nos dio a conocer a la hoy famosísima Irene Vallejo, de la que quizá un día alguna de mis nietas hable de ella con la pasión y el respeto con la que yo les estoy hablando de Dª Emilia Pardo Bazán, al escribir una reseña en la que como yo quiera hacerle el mayor de los homenajes en el tan merecido Año Literario de Dª Emilia Pardo Bazán.