Esto no es una metáfora, y no significa que los aparatos estén obsoletos o los edificios anuncien ruina, esos gozan de buena salud. La vejez viene de sus recursos humanos, la edad media del personal sube y sube, y si no entra gente joven en cantidades significativas tendremos una institución vetusta en el más amplio sentido de la palabra.
¿Y de dónde saco la información para afirmar eso? Del propio CSIC. En la memoria del año 1980 podemos leer que la edad media del personal investigador en ese año era de 45 años y medio, y que debería hacerse algo para evitar el envejecimiento. De hecho pronostica que si no se incorporaban nuevos investigadores jóvenes en cantidades apreciables, para el año 1992 el 64% del personal tendría más de 45 años. Pues parece que no se ha hecho gran cosa a ese respecto, porque la edad media del personal investigador en el año 2012 es de 52 años.
Pero entre que cada vez se exige más para poder acceder a una plaza de Científico Titular (CT) y que el número de éstas ha disminuido drásticamente, la edad media sube y sube. Hace unas décadas se podía optar con garantías a una plaza de CT tras un buen registro de publicaciones durante el doctorado y la estancia postdoctoral, preferentemente en el extranjero. Ahora se ha de contar con buenas publicaciones, liderar un grupo y haber sido Investigador Principal de algún proyecto financiado por el Plan Nacional o por la Unión Europea. En resumen, te piden que seas un CT para ganar una plaza de CT. Como las cosas no se consiguen automáticamente, obtener ese currículo exige más años de trabajo, con lo que difícilmente se obtiene una CT con menos de 35-40 años. A eso se suman las fluctuantes épocas de vacas flacas, donde la oferta de plazas se vuelve raquítica. Ahora estamos en una de esas etapas y no se ve el fin en el horizonte inmediato. La tasa de reposición debería ser, para cumplir la ley, del 10%, pero esa cifra apenas se alcanza, con lo que las canas abundan por los pasillos. Y si contamos que la financiación en I+D ha disminuido de forma importante, lo que ha vaciado muchos laboratorios de personal en formación y de jóvenes investigadores que contaban con contratos temporales, podéis imaginar el aspecto que empieza a tomar los centros del CSIC.