El arma secreta de Kubrick
El técnico de la NASA Harry Lange.
TONI GARCÍA
Ven la luz los archivos personales de Harry Lange, el técnico de la NASA que cambió la ciencia por la ciencia ficción y que ideó todo el diseño de la película visionaria de Stanley Kubrick ‘2001, una odisea en el espacio’. De él es la idea de la primera versión del célebre iPad que vio la humanidad.
De él es la idea de la primera versión del célebre iPad que vio la humanidad.Del carácter de Stanley Kubrick se ha hablado hasta la extenuación: un hombre que tenía el fax en la caja fuerte, un chófer para entregarle las cartas en mano y una conocida tendencia al secretismo, rayando la paranoia, en lo que hacía referencia a sus películas. Kubrick solicitó a la NASA que investigara qué tiempo hacía en Waterloo el 18 de junio de 1815 cuando preparaba su película -jamás rodada- sobre Napoleón y, años después, solicitó a la misma organización que le proporcionara una cámara capaz de grabar escenas con la luz de una vela para poder filmar Barry Lindon. Los responsables de la agencia espacial estadounidense temblaban ante la sola mención del nombre del realizador, pero varios de sus responsables acabarían jugando un papel primordial en el desarrollo del más célebre de los filmes de Kubrick: 2001, una odisea del espacio.
La obsesión del director de Espartaco o El resplandor era hacer una cinta de ciencia ficción que fuera extremadamente realista, alejado de la tendencia de robots, alienígenas y tipos con trajes espaciales que había gobernado el género hasta aquel entonces. “Kubrick y Ken Adams [diseñador de producción] hablaban mucho de la verosimilitud de 2001 y en eso estaban totalmente de acuerdo con Arthur C. Clarke. Por eso lo primero que hicieron fue cambiar el nombre de Viaje más allá de las estrellas a Una odisea del espacio. La segunda parte era más complicada: Kubrick quería a alguien capaz de entender la ingeniería de cohetes a fondo, pero que también fuera capaz de dibujar con cierta soltura”, cuenta el especialista británico en Kubrick, Christopher Frayling. Para ello, el director elaboró un cuestionario de 100 preguntas con asuntos prácticos sobre costumbres de los astronautas, funcionamiento de los equipos en gravedad cero y toda clase de cuestiones sobre el diseño y la estructura de las estructuras aeroespaciales. A ese efecto, el director y Adams acudieron a unas jornadas del Instituto americano de Aeronáutica en el hotel Hilton de Nueva York. Allí escucharon por primera vez las conferencias de Frederick Ordway III y Harry Lange. El primero era un militar que trabajaba ahora en la NASA y que en 1966 publicaría el que se convertiría en el libro de cabecera de Kubrick para la elaboración de 2001: Inteligencia en el universo. El otro conferenciante, Lange, era un especialista en diseño de cohetes de origen alemán, aficionado a la pintura, que trabajaba codo a codo con Ordway, primero en Alabama y más tarde en Washington.
Kubrick solicitó una reunión con ambos para saber si realmente podían ayudarle en la construcción del universo de su nueva película. La reunión -según contó Ordway a posteriori- resultó ser algo tensa: “Kubrick no dejaba de hacer preguntas, una tras otra. Luego hacía una pausa y miraba los diseños de Harry, una vez y otra vez, y otra vez. Después de un par de horas pareció quedar satisfecho, así que nos dispusimos a irnos. Fue entonces cuando se levantó y mirando a Harry le dijo: ‘Puedo contratar a doce pintores con sus mismas virtudes por unos pocos centavos, aquí mismo en Nueva York, pero necesitaré sus conocimientos en el diseño de cohetes y naves espaciales’. Por suerte, Harry no era un tipo con demasiado ego, así que le estrechó la mano y nos fuimos”.
Pocas semanas después, Lange y Ordway recibieron una oferta formal para trasladarse a Inglaterra a trabajar en Una odisea del espacio. “Kubrick les envió un contrato y les solicitó una propuesta económica. Tanto Lange como Ordway eran fans del director, habían visto Espartaco y Senderos de gloria, y les gustaba mucho el sentido del orden y la obsesión de Kubrick por el detalle. Ambos aceptaron la oferta, pero se encontraron con un problema adicional”. El problema no era otro que la obligatoriedad de dejar la NASA para poder trabajar con él. Así que los dos se vieron obligados a abandonar la agencia aeroespacial por un periodo de seis meses y a trasladarse con sus respectivas familias a las afueras de Londres. Los seis meses acabarían convirtiéndose en dos años y Lange llegó a ser uno de los mejores amigos de Kubrick, quien llegó a afirmar: “Jamás pensaría que podría sentirme tan cercano a un alemán”. El especialista en cohetes acabó diseñando todo el armazón estructural de la película, incluyendo la mayoría de estructuras, vehículos y trajes que aparecen en el filme y se convirtió en la pieza que unía la creatividad del realizador con la necesidad de presentar una realidad tecnológica verosímil. Lange llegó a auxiliar a Kubrick en la creación de uno de los gadgets más célebres de la película: el IBMpad, el precursor del iPad, para el que diseño no solo el look sino también el logo. Curiosamente, IBM rechazó sumarse al proyecto (con o sin IBMpad) porque no querían tener nada que ver con una película “que se basa en el fallo de un ordenador”, según decía la carta que le hicieron llegar al director.
Ahora, los archivos privados de Lange pueden verse por fin en todo su esplendor, gracias a Reel Art Press, la editorial londinense que los publica en el libro The 2001 file: Harry Lange and the design of the landmark science fiction film, un lujoso volumen de 340 páginas, que incluye bocetos, dibujos, diseños y hasta cuadros, que -en su mayoría- habían permanecido inéditos y que arrojan nueva luz sobre uno de los nombres más desconocidos que participaron en el nacimiento de una de las películas más importantes de la historia del cine. Curiosamente, la carrera de Lange en el cine no acabó ahí: George Lucas le contrató para asesorar en la creación de R2D2 y C3PO y fueron suyos los primeros bocetos de los robots más famosos de la historia. Luego decoró algunos de los sets de La naranja mecánica(sin acreditar) y colaboró como diseñador de producción en El sentido de la vidade los Monty Python, así como en El imperio contraataca y El retorno del jedi.