Que trabajas… ¿dónde? ¿en un archivo? ¡qué raro suena eso!
¿Eres archivero? ¿pero si no eres tan mayor?
¿y eres sólo archivero? (Aquí iría asociada una cara de tristeza)
oye… ¿y qué es y qué hace un archivero?

Estas son preguntas imposibles referidas, entre otros, a un médico, a un maestro, a un ingeniero o a un arquitecto, pero muy frecuentes cuando el interpelado es un archivero.
En una ocasión una persona, que ignoraba a lo que me dedicaba, me decía en relación a las salidas profesionales que tenían los licenciados en historia:

– Algunos se dedican a dar clase, otro trabajan en museos, e incluso los hay que se    dedican a trabajar en archivos y esas cosas…¡qué raro! ¿verdad? ¿cómo les puede gustar trabajar entre papeles?
Sonriendo, contesté:
– Yo soy uno de esos… raros archiveros.

Tras protagonizar un sonrojado “trágame tierra” y disculparse por sus comentarios, la invité a visitar el archivo en el que trabajo para que “in situ” conociera ese ambiente tan “raro” y descubriera la esencia de la archivística. Porque conocer no sólo favorece el querer, sino también el respetar.

Darnos a conocer, acercarnos a los demás, es la tarea más relevante que debemos plantearnos todos los días, pero especialmente todos los 9 de junio. Porque hoy es el Día Internacional de los Archivos y es un día para la celebración pero también para la reflexión. Como acertadamente han promovido desde el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, es un día para que todos mostremos nuestro profundo #orgulloarchivero, satisfacción que ha de presidir nuestra actividad día tras día.
Sí, rotundamente debemos sentirnos orgullosos de nuestro trabajo, aunque sea poco conocido y silente; orgullosos de los centros en los que desarrollamos nuestra labor todos los días, aunque los archivos sean aún unos grandes desconocidos; satisfechos de servir a la comunidad favoreciendo y trabajando para conseguir la accesibilidad, aunque se crea que los instrumentos de descripción se elaboran solos; dichosos de saber que con nuestra actividad contribuimos a la generación de conocimiento o simplemente también lo producimos; orgullosos de ser capaces de adaptarnos a los continuos cambios e innovaciones que, de una manera especial, han afectado y continúan afectando a nuestra disciplina.
Hoy es el día ideal para hacernos visibles ante toda la población y para conseguir que ésta reflexione sobre el papel que desempeñan los archivos en la sociedad. Hoy es el día que debemos aprovechar para dar un paso adelante en la caracterización externa de nuestra profesión contribuyéndose así a disminuir la ignorancia que gravita en torno a una actividad que todos consideran necesaria pero que pocos entienden y valoran en su justa medida.
Visitas guiadas, publicaciones, campañas en las redes sociales, jornadas de puertas abiertas, talleres, dramatizaciones, exposiciones… son actividades que hoy adquieren un significado diferente aunque estén presentes en muchos centros durante todo el año. Hoy se convierten en una fiesta, en una celebración a través de la que se trata de atraer al público, de hacer oír las voces de los archiveros, de disfrutar de un día compartiendo y difundiendo nuestro trabajo en diferentes medios. En definitiva, hoy es el día de hacer sentir el archivo como parte de la vida de todos, aunque este día, con los medios que cada uno tenga a su alcance, en el fondo sea todos los días para nosotros, aunque el 9 de junio se vea más.

AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN