Nuevamente nos disponemos a celebrar el DÍA INTERNACIONAL DE LAS BIBLIOTECAS. Lo hacemos tras unos tiempos realmente difíciles en los que también el sector bibliotecario ha sabido dar todo lo mejor de sí mismo. Durante el confinamiento social las bibliotecas se han esforzado por atender a todo tipo de usuarios. Durante la pandemia, en las bibliotecas se ha practicado la distancia social, la limitación de aforo, la cuarentena de los fondos, y todo tipo de medidas profilácticas que parecían necesarias.
Felizmente, parece que poco a poco vamos logrando una cierta normalidad, recuperando las actividades de extensión bibliotecaria, esperando llegar pronto a alcanzar la plena normalidad en la prestación del servicio bibliotecario.
Durante la situación que hemos vivido, las bibliotecas han sufrido mucho en su configuración, sin duda, pero de entre ellas, ha habido dos que tuvieron una especial significación:
Las bibliotecas de centros hospitalarios prácticamente fueron clausuradas, y en muchos casos ocupados sus espacios con camas de atención hospitalaria.
Las bibliotecas de centros educativos, casi en su totalidad desaparecieron como tales, ante la necesidad de ocupar sus espacios para el desdoblamiento de las aulas.
Por todo ello nos queremos referir especialmente a estas bibliotecas.
Las bibliotecas de centros hospitalarios deben ser reforzadas, en su doble vertiente: Por un lado como bibliotecas de investigación, tan necesarias para el desarrollo de un adecuado desarrollo científico de estos centros tan esenciales, por el otro, como biblioteca de pacientes; un complemento fundamental en la correcta atención de quienes se encuentran en la necesidad de permanecer en estos centros.
En otro orden hemos de revindicar la importancia de la biblioteca en todo el sistema educativo.
Especialmente nos preocupa el claro abandono en que se encuentran las bibliotecas escolares en nuestro país.
Podemos decir que realmente éstas no existen en España. Sí, es cierto que casi todos los centros escolares disponen de un espacio denominado biblioteca, incluso en ellos hay libros, pero en modo alguno podemos dar con claridad tal nombre de biblioteca a dichos espacios. Ya ha llegado el momento de que las autoridades educativas de las distintas comunidades autónomas (que son las competentes en la materia) presten verdadera atención al desarrollo de las bibliotecas escolares en los centros de educación infantil, primaria y media. Por sistema, estas bibliotecas no son merecedoras de tal nombre, toda vez que habiendo locales destinados a tal fin, se carece de una verdadera plantilla de personal técnico bibliotecario especializado en bibliotecas de centros educativos. No hay profesionales, en la mayoría de los casos las colecciones están mal formadas, pues no se han generado con criterios técnicos ni profesionales.
No se puede demorar más la creación de plantillas de profesionales que atiendan las biblioteca escolares. No es admisible lo que viene ocurriendo; la más absoluta carencia de personal especializado en las disciplina biblioteconómica.
Tristemente viene ocurriendo que en los centros escolares, cuando hay una biblioteca, en el mejor de los casos, su gestión se le encarga a algún miembro de su claustro profesoral a punto de alcanzar la jubilación; en la mayoría de los casos, carentes de formación biblioteconómica, y casi siempre sin mayor interés por la actividad bibliotecaria.
Requerimos una platilla de profesionales técnicos especializados en el trabajo en biblioteca.
José María Nogales Herrera
Presidente
Federación ANABAD