DÍA DEL LIBRO 2.020

Hoy, día 22 de abril, declarado Día Internacional de la Madre Tierra, escribo estas palabras  para mañana, día 23, Día Internacional del Libro. Podría decir, del Padre Libro, pues sí, el libro es padre de nuestra cultura. Pertenecemos a la cultura escrita, y los principales eventos y circunstancias de nuestra cultura y de nuestra historia social y personal, quedan plasmados en textos, y éstos, por lo común, en libros. El libro es el padre de nuestra civilización, y es el garante y testimonio de cuanto de bueno y malo en ella ha ocurrido.

Celebremos, pues este día del libro, desde el respeto al medio natural que nos acoge, a la Tierra. En estos momentos de crisis sanitaria forzosamente hemos de mirar a nuestro entorno, reconciliarnos con él, comprometernos en su defensa y cuidado, también desde el mundo de la cultura, desde luego.

La extraña coincidencia de que, en dos calendarios distintos, Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieran el mismo día, un 23 de abril, hace que en honor de estos dos grandes hitos de nuestra civilización se declarara  éste como el Día Internacional del Libro. Ya en España, desde antes, el día nacional del libro se venía celebrando entre nosotros.

Como vivimos tiempos de recogimiento, he recordado que en mi adolescencia, siendo alumno del Instituto de Bachillerato Complutense, ese día no era lectivo; no había clases, pero sí una gran actividad que comenzaba con un oficio religioso  con un imponente catafalco en el centro del templo, en honor y memoria del Príncipe de los Ingenios. Sobre el terciopelo negro colocaban una espada y una pluma, recordando esa alianza muy del llamado Siglo de  Oro que algunos tanto valoraron.

Acto seguido en el patio de columnas toscanas del antiguo Colegio cisneriano de san Pedro y san Pablo, se hacía una gala literaria con la lectura de los trabajos galardonados en un concurso que se había desarrollado  en los días precedentes, y finalmente, la entrega de premios; un imprescindible diploma, y un adecuado lote de libros donde no faltaban el Quijote y el Lazarillo. La clausura corría a cargo de un rapsoda o narrador, y, por fin un coro de voces mixtas. Coro improvisado, resultado de la suma de otros dos preexistentes, pues esa era la única actividad mixta. Todo el resto del curso permanecía el alumnado segregado en función de su género.

Por la tarde, competiciones deportivas,  y repetido acto de entrega de trofeos.

No sé si han cambiado tanto las actividades con las que celebramos el Día del Libro de entonces a acá, (y hablo de los últimos cincuenta años).

La gran novedad está en la utilización de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), pero, salvando las distancias, me temo que los modelos son muy parecidos. El cambio tecnológico se ve más patente aún, con el imperativo de la actual situación de confinamiento que padecemos. El gran cambio que supone el uso de estas tecnologías es, precisamente, que lo que se haga, inmediatamente trasciende el reducido espacio de un claustro porticado, y de inmediato desde nuestra casa, nuestro lugar habitual de trabajo, llega o puede llegar del uno al otro confín (nunca mejor traído).

En este estado de crisis todos los agentes que forman parte del mundo del libro desde la creación, la producción, la distribución , la difusión, e servicio  se han esmerado en hacer llegar a l población lo mejor de si mismos. Quien ya estaba en la onda de la ofimática tenían terreno ganado, quien no, por lo general ha hecho un gran esfuerzo de actualización para  ponerse en primera línea.

Celebramos un Día Internacional del Libro sin actos oficiales, sin eventos públicos, sin libros y rosas, sin paradas en la calle, quizá sea una jornada más íntima, ¿Por qué no, en el confinamiento, tras el tele-trabajo de la mañana, una buena jornada vespertina de lectura sosegada.

El libro, en todas sus formas, está manifestándose, como todo lo que es cultura en general, como el mejor acompañamiento en estos días de crisis. El libro en particular, y la cultura en general hoy es un principal elemento de nuestra sociedad.

Ya hemos visto alguna señal de apoyo  al sector, como es la reducción del tipo de IVA para las producciones electrónicas de prensa y libros. Muy bien, pero el sector lleva años requiriendo mucho más.

Por supuesto todo el mundo de la creación, y con él las editoras, las distribuidoras, las comercializadoras del mundo del libro están esperando  un verdadero impulso económico, legislativo y productivo que acompañe la auténtica revolución que este sector ha vivido, está viviendo, en los últimos años. Y en este sector, no podemos, ni mucho menos olvidar como pieza esencial dentro de él la componente  institucional; muy especialmente las bibliotecas, pero no sólo, también cuantas instituciones se dedican a la promoción de lacultura; en concreto de la cultura escrita.

Desde la Federación ANABAD hacemos  votos por la pronta recuperación de la sociedad entera, y porque en ella la cultura y el libro desempeñen el papel que le corresponde.

Salud y buena lectura.

FELIZ SANT JORDI

FELIZ DÍA DEL LIBRO

 

 

 

José María Nogales Herrera

Presidente

Federación ANABAD

Follow us on Social Media