Nuevamente las Bibliotecas Públicas españolas se ven amenazadas por la exigencia del pago de un canon por el préstamo de libros y otros documentos de similar consideración; es decir las bibliotecas se verán penalizadas por el mero hecho de cumplir con lo que es una de sus labores esenciales, y que lo es por imperativo legal, pero que además le está íntimamente unido por la esencia de su formulación como establecimientos de servicio público y como verdaderas células germinales del desarrollo cultural de cualquier sociedad.