La importancia del perito calígrafo en los archivos históricos
La función del perito calígrafo generalmente se identifica con su faceta judicial. Todos los días, peritos calígrafos intervienen, ante los Tribunales de Justicia, desentrañando casos de falsificaciones o determinando la autoría de manuscritos, testamentos, etc. Pero la intervención del perito calígrafo también es esencial en otras áreas, como son la investigación y la archivística históricas.
Las instituciones que recurren a peritos calígrafos para las misiones que se expondrán a continuación, y que se encuentran fuera del ámbito puramente judicial o forense son:
– Archivos históricos.
– Bibliotecas que conservan manuscritos o incunables.
– Museos.
– Colecciones privadas.
La función que ejercen los peritos calígrafos, a veces también grafólogos, dentro de Archivos históricos que custodian manuscritos, es muy importante y suele ejercerse en cuatro vertientes principales:
– Análisis de la personalidad a través de la escritura de determinado personaje histórico: en este caso el perito interviene en su función de grafólogo. Este servicio suele contratarse para la organización de exposiciones o ediciones especiales, que se lleven a cabo con motivo de aniversarios u onomásticas especiales de un personaje histórico concreto. Bibliotecas, museos, archivos o editoriales rescatan manuscritos y cartas del personaje que se celebra, y publican o exponen estudios grafológicos o periciales para un mayor conocimiento y difusión de su persona.
En estos casos, durante la investigación, a veces surgen sorpresas, como por ejemplo, la aparición de manuscritos inéditos, o el descubrimiento de textos falsos, que no habían aparecido hasta entonces.
Un caso reciente ha sido el descubrimiento de seis documentos falsos bajo la firma de Miguel de Cervantes, con motivo de la edición conmemorativa del V Centenario de la muerte de escritor español, en la que he tenido el honor personal de intervenir con un extenso estudio grafológico.
– Datación de documentos: cuando sobre un documento no caben dudas sobre su autenticidad, pero no lleva fecha, éste puede datarse mediante un análisis pericial caligráfico. Esto se lleva a cabo mediante su comparación y cotejo con otros documentos de la misma persona, y detectando signos de modificación de la grafía debidos a la edad, la enfermedad, etc.
– Determinación de autoría de manuscritos anónimos o sin identificar: esta investigación se lleva a cabo sobre manuscritos que van sin firmar, o su firma es cuestionada. Para determinar la autoría de manuscritos históricos es imprescindible localizar otros textos indubitados o incuestionables del mismo personaje, con el fin de realizar un cotejo comparativo, teniendo en cuenta multitud de gestos y grafías que confirmen o descarten la autoría.
Este servicio se suele contratar por museos o bibliotecas que reciben donaciones de manuscritos pertenecientes a un personaje histórico concreto. Lo primero que hace la entidad encargada de la custodia es clasificar los documentos, y es entonces cuando aparecen textos dudosos o de difícil identificación de su mano autora.
– Determinación de autenticidad o falsedad de manuscritos: ante un documento manuscrito cuya autoría se cuestiona, la misión del perito es determinar si este ha sido escrito por el personaje en cuestión, o si por el contrario, es falso. En los escritos históricos se cuenta además con la existencia muy común de escribanos o secretarios, que intervenían por mano de determinados personajes de cierto rango social, sobre todo de los reyes y reinas. Muchos archivos históricos tienen catalogados como “autógrafos”, textos escritos por escribanos, aunque no tengan siquiera la firma autógrafa del poderdante. Esto no constituye una falsificación de por sí, pero puede inducir a error en cuanto a la identificación del autor real del escrito.
Sucede lo mismo con los textos que se atribuyen a un determinado autor, pero que en realidad no están escritos de su mano. Esto suele darse en casos de enfermedad que dificulta la escritura, y la redacción de un determinado escrito o incluso el testamento, se delega a un tercero.