Los documentos salen del archivo: a propósito de la exposición “José Luján Pérez. El hombre y la obra 200 años después”
La conmemoración del bicentenario del fallecimiento del imaginero José Luján Pérez (1756-1815) ha sido la excusa perfecta para organizar una exposición en la que se muestra buena parte de su obra escultórica, así como algunas de sus interesantes trazas arquitectónicas. De este modo, en San Martín Centro de Cultura Contemporánea (Las Palmas de Gran Canaria) se exhiben hasta finales del mes de agosto numerosas imágenes de Cristo, de santos y de diferentes advocaciones marianas salidas de la inspiración del genial escultor grancanario. Además, los responsables de la muestra –de la que es comisaria la catedrática María de los Reyes Hernández Socorro (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)– consideraron, con buen criterio desde nuestro punto de vista, incorporar también piezas de orfebrería, obras pictóricas y documentos de archivo con la finalidad de contextualizar e insertar en su tiempo la figura de tan relevante artífice.
Al margen del indiscutible valor artístico de las obras expuestas, en esta ocasión –no podría ser de otra manera en un blog dedicado a la difusión del patrimonio escrito– nos detendremos en los elementos documentales presentes en esta muestra estableciendo una diferenciación entre los documentos con “forma artística” y los manuscritos propiamente dichos.
Documentos con “forma artística”
Pero… ¿Por qué documentos con “forma artística”? Desde el primer momento los documentos están presentes en esta exposición formando parte de las obras escultóricas en sí mismas. Así, la aplicación de la iconografía mariana y, de manera preferente, la correspondiente a los santos obligaba a presentar de manera rigurosa a cada uno de los personajes acompañados de los atributos a través de los que podían ser identificados. Así, san Bartolomé porta un cuchillo, en alusión a su martirio; santo Tomás de Aquino eleva una custodia en relación con su autoría del texto litúrgico del oficio del Corpus; o san Gregorio, cuyo báculo pastoral y mitra representan su condición de sumo pontífice. Pero, sin lugar a dudas, en la muestra de la que nos ocupamos, el libro y el documento escrito pueden ser considerados los objetos que más figuran junto a los santos de manera habitual sea cual sea su advocación.
De este modo, san Pedro Mártir de Verona, san Gregorio, san Bartolomé, san Antonio de Padua, san Blas, san Agustín, san Judas Tadeo o san Mateo fueron representados por Luján Pérez portando libros o manuscritos. En unas ocasiones es la categoría de doctores de la Iglesia lo que justifica la presencia del libro (san Agustín, san Gregorio, etc.); mientras que en otros, es la autoría de un evangelio lo que motiva la representación de un manuscrito junto al santo (san Mateo), siguiendo así Luján Pérez la norma, según la cual, el libro constituye el atributo preferente e indispensable para identificar a los doctores y a los evangelistas.
Documentos “reales”
La belleza plástica de los documentos con “forma artística” rivaliza en esta exposición con la contundencia de los manuscritos y documentos gráficos “reales”. Éstos son expuestos –bajo el título “Luján Pérez en los documentos”– en una sala con luz atenuada para evitar que la excesiva luminosidad deteriore los frágiles soportes o altere las inconsistentes tintas. La Catedral de Santa Ana, la parroquia de Santa María (Guía, Gran Canaria), la Diócesis de Canarias, el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, la Casa de Colón (Las Palmas de Gran Canaria) y El Museo Canario, han abierto las puertas de sus depósitos documentales cediendo temporalmente piezas singulares que contribuyen tanto a dibujar mejor la trayectoria descrita por José Luján Pérez, como a contextualizar su existencia como hombre y como artista.
El Museo Canario ha prestado temporalmente el manuscrito titulado “Diario cronológico histórico de los sucesos elementales políticos e históricos de esta isla de Gran Canaria”, escrito por el regidor Isidoro Romero Ceballos (1751-1816) a finales del siglo XVIII, espacio temporal coincidente con una etapa de gran inspiración para el escultor homenajeado.
El “Diario”, que forma parte de la Colección Documental Gregorio Chil y Naranjo (ES 35001 AMC/GCh 1594), consta de dos volúmenes. En el primero se narran los acontecimientos acaecidos entre 1780 y 1790; mientras que el segundo tomo abarca el espacio comprendido entre 1791 y 1814, constituyendo, por tanto, un documento de primer orden para el mejor conocimiento de los hechos sucedidos durante ese amplio período en la isla de Gran Canaria, etapa en la que convivieron el regidor y el escultor, de ahí su interesante presencia en la muestra, contribuyendo el texto de Romero Ceballos a la óptima contextualización de la obra artística del imaginero.
A través de este tipo de préstamos, El Museo Canario no sólo colabora y se convierte en partícipe de las iniciativas culturales y expositivas organizadas en Gran Canaria, sino que contribuye a la difusión de los documentos que forman parte de su archivo histórico, estableciendo nexos entre el patrimonio documental y la sociedad.