Juan Sobrino
Dirige desde 2006 de la Biblioteca Municipal de Soto del Real (Madrid), una biblioteca pequeña pero muy activa que se caracteriza por llevar a cabo numerosos proyectos de animación a la lectura de carácter social con colectivos vulnerables.
Ayudar a aliviar el dolor no es una labor que competa solo a los profesionales sanitarios. Es indispensable la implicación de toda la sociedad. Hoy queremos dar voz a ciudadanos que dedican su día a día a crear espacios de escucha, apoyo y ofrecer esperanza.
Pensar en el suicidio es el destino final al que llega una persona que, por múltiples factores, se siente atrapada por un profundo sufrimiento, sin esperanza y desconectada emocionalmente del mundo que le rodea. Los profesionales del ámbito sanitario y de emergencias están cada día en primera línea para la detección e intervención en crisis y constituyen una red de prevención crucial, pero prevenir el dolor, detectarlo desde sus inicios para evitar esa escalada, reforzar los factores de protección, mitigar los de riesgo y crear vínculos que den razones de vida es una labor que requiere de la implicación de toda la sociedad.
En el Día Internacional para la Prevención del Suicidio queremos “cambiar la narrativa” como pide la IASP, la asociación que impulsa esta jornada de concienciación a nivel social, y darle voz a otros profesionales y ciudadanos comprometidos socialmente que han logrado que la soledad de los ancianos pese mucho menos, que ofrecen a los presos una ventana de libertad a través de la cultura, que han aprendido a escuchar sin juicios a quien sufre, que tienen la mirada atenta para actuar frente a la violencia, la exclusión y la pobreza, y que saben que los cuidados mutuos son la mejor ayuda ante la vulnerabilidad, esa de la que nadie está exenta.
“Debemos pararnos a reflexionar si estamos creando a nuestro alrededor espacios de escucha reales”
¿Qué puede hacer un bibliotecario para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
Las bibliotecas están en primera línea con la ciudadanía y realizan una labor de cercanía y proximidad con los usuarios que, en muchos casos, se convierten en cocreadores de los servicios bibliotecarios. Las bibliotecas públicas tejen comunidad a través de múltiples actividades de animación a la lectura que realizan con colectivos muy diversos, y ese tejido formado por el hilo de los libros nos cubre y protege a todos. En nuestro caso realizamos proyectos basados en la lectura compartida que pretenden arropar y luchar contra la soledad no deseada como: Biblioterapia para mayores, Cuentos por teléfono, Te leo para que me cuentes, Libros que saltan muros, Cuentos que hilan vidas o Leyendo con mi mejor amigo, entre otros.
SIGUE LAS ENTREVISTAS A VARIAS PERSONAS EN ESTA FUENTE: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2024/09/10/66ba470fe85ece77318b4591.html