El Protocolo Notarial de Yagüe
Recientemente, he tenido la oportunidad de visitar Teruel y, cómo no, un elemento distintivo que la hace reconocible en el resto de España, es el Mausoleo de los Amantes. Aquí cabe destacar la importante labor que la Fundación Amantes de Teruelestá llevando a cabo para alimentar y dignificar todo lo relacionado con la historia de amor de los jóvenes turolenses. Como lectora curiosa, en su interior, me llamó la atención el Protocolo Notarial de Yagüe. Se llama así a la copia redactada el día 18 de abril de 1619 por el propio notario Juan Yagüe de Salas, manuscrito de letra antigua que originalmente se guardaba en el Archivo Histórico Provincial de la ciudad. Este documento contiene la historia de los Amantes de Teruel y en él se fundamentan todos los estudios posteriores. Permaneció perdido o semioculto durante más de 300 años. En él, el notario secretario turolense Juan Yagüe de Salas da fe a una serie de cuestiones:
- Enumeración pormenorizada de las autoridades eclesiásticas y civiles actuantes en esa fecha.
- Existencia de un documento antiguo en el que se fundamenta el protocolo.
- En dicho papel se escribe la historia de los Amantes.
- Hallazgo de los esqueletos: los racioneros de San Pedro, Juan Ortiz y Miguel Sanz, guiados por la tradición y el recuerdo de unos vecinos, cavaron junto al altar y hallaron en una concavidad 2 esqueletos que identificaron como pertenecientes a Juan Martínez de Marcilla e Isabel de Segura.
- Enumeración de los 14 testigos que estuvieron presentes en los actos que se hicieron y que pueden verificarse documentalmente.
Dicho documento viene a dar respuesta parcial a algunas interrogantes planteadas: hay cadáveres y testimonios escritos.
Tirso de Molina, Juan Pérez de Montalbán, Pedro de Utrillas, Miguel de Montreal, etc. serán, entre otros, autores de obras basadas en la misma tradición o leyenda con variantes que respetaron en general el decoro de la tradición. En el siglo XVIII siguen apareciendo comedias poco fiables y disparatadas. Los Amantes gozan de fama, pero las dudas se incrementan sobre la realidad de dichos personajes y la autenticidad de los esqueletos. En el siglo XIX, Isidoro de Antillón, Isidoro Villarroya y Esteban Gabarda, escribirán con más entusiasmo obras defensoras de la antiguedad e historicidad de los hechos.
El XX será el siglo de la seriedad crítica. La obra de Emilio Cotarelo y Mori cuestionara la tradición, la fiabilidad de los documentos, la autenticidad e identificación de las momias y, por si fuera poco, añadirá que el cuento de Bocaccio es el origen de los Amantes. La obra de Cotarelo también tiene puntos flacos: ignora a los notarios, da excesiva importancia a las diferentes versiones literarias, etc., pero provocó que los amantistas se lanzaran a buscar datos para rebatir las conclusiones del ilustre académico.
Jaime Caruana expondrá en el volumen conmemorativo del IV centenario del descubrimiento de sus momias algunos hallazgos con valor histórico: exactitud de la fecha en que fue juez Domingo Celadas (1216-1217), los apellidos Segura y Mancilla existieron durante el siglo XIII, etc. Carlos Luis de la Vega y José Luis Sotoca publican Análisis crítica-filológico de los protocolos notariales sobre los Amantes (1976) y Los Amantes de Teruel: la tradición y la historia (1979). Ambas investigaciones acaban fijando la fecha del papel antiguo fuente del Protocolo de Yagüe de Salas entre los últimos años del siglo XIV y la primera mitad del siglo XV. Conrado Guardiola Alcover (1978) data la historia de los Amantes y como conclusión dice que:
- la historia antigua en que se basa el Protocolo es genuina
- el lenguaje es aragonés, auténtica fabla medieval
- el texto puede datarse en el último tercio del siglo XV (aunque la tradición haya podido forjarse en el XIII).