Coordinación editorial
Linarejos Cruz Pérez y Joaquín Ibáñez Montoya.
Una mirada en femenino.
La industrialización, como tantas otras facetas de la economía y de la sociedad, ha sido históricamente un campo privativo del género masculino. Todos tenemos en mente muchos nombres de hombres y “prohombres” protagonistas en el campo del desarrollo industrial mientras el papel de las mujeres quedaba relegado a tareas sin representatividad. Es precisamente en este contexto en que la mujer reclama aquí, en este texto, su papel y con razón.
Catorce mujeres, profesionales y académicas, de diferentes ámbitos, edades, disciplinas y geografías, dialogan desde doce preguntas comunes sobre esta memoria material e intangible del trabajo sobre su vigencia contemporánea.
Buscan ayudar a comprender mejor aquella realidad originada en el siglo XIX, con la energía del vapor, que finaliza en nuestros tiempos, paradójicamente, como Estado del Bienestar y Sociedad de Consumo. La industrialización – una verdadera revolución – trajo sin duda avances, pero también puso de manifiesto desigualdades; y aunque la mujer se pudo incorporar al trabajo fuera del ámbito doméstico, lo asumió en inferioridad de condiciones. Alfabetización, transportes o seguridad jurídica alteraron la organización espacial de la humanidad configurando radicalmente sus paisajes o ciudades y, por supuesto, a la Arquitectura. Y a sus profesionales. Construyó un valor colectivo que el paso del tiempo ha dejado convertido en multitud de residuos, obsoletos, abandonados, ante los que las autoras se interrogan sobre cómo actuar.
¿Estamos ante un bien de consumo o un bien sostenible? ¿Queremos una memoria fósil y objetualizada o pretendemos una realidad dinámica portadora de cultura? Las experiencias sobre anteriores patrimonios no siempre son aplicables en este capítulo industrial. Es obvio que, desde la gran crisis cultural provocada por la Revolución Francesa, hace más de dos siglos, la construcción de la Memoria nunca ha estado sometida a tan violenta y, sobre todo, inesperada evolución. Parece por tanto muy pertinente releerla aquí y hacerlo desde esta escenografía tan singular, además, bajo la mirada femenina. Tratar de reinterpretar sus materiales e impactos sociales para democratizar la memoria colectiva haciéndola más accesible de la mano de nuestro verdadero ADN para, así, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos contemporáneos. Definir, en suma, se expone una estrategia necesaria, radicalmente innovadora.
FUENTE:https://www.coam.org/es/actualidad/agenda/agenda-coam/patrimonio-industrial