La memoria de la política: los partidos políticos y los archivos

La memoria de la política: los partidos políticos y los archivos

Con toda probabilipartidosdad a cualquiera que preguntemos en nuestro país sobre el resultado de las elecciones europeas podrá responder con cierta soltura sobre qué partidos han reducido su número de escaños y, sobre todo, cuáles han sido los beneficiados con el voto de la población. Ese tipo de información la conocemos sin problemas y, sobre todo, podemos acceder a ella en cualqueir momento como corresponde a un estado democrático y de derecho. En este ámbito, no podría ser de otra forma, la política, los políticos y la información con ellos relacionada es  muy accesible.

Sin embargo, hay otros datos y otra vida política, otras informaciones, a la que no nos es tan sencillo tener acceso, entre otras cosas, porque se considera información interna de cada uno de los partidos y disposiciones legales vigentes podrían reducir su difusión. No obstante, los acontenicmientos que hemos tenido que soportar los españoles en los útlimos años -y ya son muchos años- ponen de manifiesto que la transparencia es una verdadera necesidad en cualquier organización, pero más aún en aquellas que, en gran medida, están sostenidas con dinero público. De todos es sabido que una parte muy amplia del presupuesto de los partidos políticos se sufraga con capital procedente de las arcas públicas que entre todos -unos más y otros menos, eso sí- contribuimos a llenar. En este sentido,Luis María Ansón recientemente afirmaba que “…el 90% de lo que gastan los partidos lo pagan los ciudadanos a cargo de los impuestos…” Ante ello, sería obligatorio que todos los partidos políticos -tanto en sus sedes centrales como en las regionales y locales- contarán con un sistema de gestión documental y, por supuesto, con un archivero profesional -y no con un administrativo que debería realizar otras funciones: sus propias funciones- que mantuviera organizada la documentación de la manera adecuada, que estableciera un sistema de transferencias o que diseñara un plan de expurgo con todas las garantías legales, requisito previo para que no sólo de cara al futuro sino, ante todo, en el presente -porque no sólo han de existir los arhcivos históricos-, sea salvaguardada, con sus errores y sus aciertos, la trayectoria de cada una de las formaciones políticas que, al final, son parte de nuestra vida porque nos representan.

Tener un verdadero archivo -y no un montón de papeles ni un montón de documentos electrónicos ni documentos escogidos accesibles a través de la red- se ha revelado como un elemento clave para garantizar la transparencia en cualquier institución, organismo o asociación. Sin embargo, esa transparencia se ha de convertir en una exigencia cuando nos referimos a los partidos políticos que, además, son los que han de velar porque la opacidad desaparezca y, por tanto, deberían tener especial interés en contar con un instrumento como el archivo. Y no me refiero a un archivo histórico -como el que forma parte de laFundación Pablo Iglesias, o el del PCE-, sino a un archivo y a un sistema de gestión documental ligado a los documentos que se van produciendo en el quehacer diario de toda institución.

Convencido del importante papel que han  de desempeñar las unidades archivísticas en este tipo de formaciones, hoy tenía planificado ofrecer una visión general sobre los archivos de los partidos políticos españoles a través de la información que me facilitaran las propias organizaciones. Sín embargo, esta panorámica quedará, necesaria y paradójicamente, muy poco “panorámica”. Lamentablemente sólo tres partidos -el Partido Popular, UPyD e IU- respondieron a mi requerimiento de información, ya que,  a pesar de mi insistencia -y en algunos casos que conste que he sido muy pesado-, el silencio ha sido la respuesta de otras formaciones tan relevantes como PSOE, ERC, CIU, CC, BNG o PNV. Y ese silencio ¿a qué puede deberse? Cada uno puede sacar sus propias conclusiones: ¿inexistencia de archivo o simple desprecio? Resulta preocupante que los que han de tener responsabilidades de gobierno no consideren importante una consulta sobre archivos porque cuando tengan que legislar ¿considerarán también este tema menor? ¿se aferrarán a la defensa de los archivos cuando obtengan con ello algúna contrapartida “publicitaria” o les facilite “hacer oposición”?

En definitiva, Izquierda Unida (IU) ha sido el único partido político que ha admitido haber puesto en marcha hace más de un año el proyecto de archivo con el objetivo de  “…recopilar, clasificar, catalogar y describir adecuadamente los documentos…”, tal como nos informó su responsable, a quien agradecemos la única respuesta  obtenida verdaderamente archivística. Asimismo, el hecho de reconocer que este tipo de trabajos “…lleva tiempo…”, pone de manifiesto un conocimiento real sobre la actividad archivísitca. Lo importante es empezar y ofrecer un servicio a la sociedad. IU ya ha emprendido el camino.

Por su parte, El Partido Popular (PP), tal como indicaron nuestros informantes, “…cuenta con un Departamento de Documentación donde se recogen, gestionan y archivan videos, fotos, noticias, documentos y discursos políticos, con el fin de nutrir de información a los distintos departamentos de la sede nacional y del resto de sedes que así lo soliciten…”

Finalmente, desde Unión, Progreso y Democracia (UPyD) nos indicaron que “…aunque se conserven las cosas…”(…)”…la labor de archivo (que implica un carácter sitemático y que algún día tendremos que acometer) no existe hoy en día”.

En fin, salvo Izquierda Unida (IU) no parece hacer persona responsable del archivo interno de la mayoría de los partidos. El panorama, aunque sesgado por la ausencia de información disponible no es muy alentador. Hoy, que se considera tan necesaria la transparencia y que el archivo se ha revelado como una garantía para que ésta pueda darse, no parece que los partidos políticos -salvo casos aislados- prediquen con el ejemplo y posean archivos yarchiveros en sus organizaciones. Sería muy bueno, aunque tuviera que desdecirme, que las posibles respuestas que obtenga este texto me hicieran variar mi opinión. Desde luego, rectificar, en este caso, sería para mi un motivo de alegría.

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