Estará en el nuevo espacio de industrias verdes de Capellanías, alimentado por dos plantas solares de 530 MW. A su lado habrá otros centros pilotos de investigación sobre amoniaco verde, metanización, metanol y granjas verticales
El cambio climáticoy las prioridades surgidas tras el confinamiento han cambiado en cierto modo el lugar de Cáceres en el mundo. De ser una ciudad y una provincia apartada en el lejano oeste peninsular, ha pasado a convertirse en un paraíso de energía fotovoltaicay en un territorio con bazas para un futuro sostenible, que atrae las miradas de compañías internacionales. Su buena climatología, su baja incidencia sísmica, su ubicación entre Portugal y Madrid, y aspectos como la vida menos contaminante que llevan sus ciudadanos, la han convertido en la ciudad elegida para abrir el primer centro de datos neutro en carbono de la Unión Europea.
Este parque, gestado con el apoyo de la Universidad de Extremadura, con la que Ingenostrum desarrolla desde hace años una cátedra de la que se encuentra especialmente satisfecha, albergará otros espacios que podrán ser utilizados por distintas empresas y emprendedores que se alineen con la transición ecológica, la descarbonización de la producción y el desarrollo de las tecnologías, es decir, con ese cambio en la economía y en la sociedad que centra la Agenda 2030. Será un parque especialmente abocado a ello. «Por eso hemos elegido Cáceres. Tanto la provincia como el término municipal van camino de convertirse en un HUB de renovables, es decir, en uno de los lugares de Europa con más megavatios (MW) instalados de energía verde, por sus bondades climatológicas para la energía fotovoltaica y por las dos grandes centrales hidroeléctricas de Cedillo y Alcántara», explica Santiago Rodríguez, CEO de Ingenostrum, formado en Ingeniería Civil en la Escuela Politécnica de Cáceres, su ciudad natal.
Cáceres: foco digital
Fruto de esta energía abundante, ecológica y barata, el responsable considera que Cáceres también puede transformarse en un HUB digital, al estar además situada en medio de los nodos de interconexión más importantes de la península, entre el punto de llegada de cables submarinos del Atlántico y Madrid (ya es el 5º nodo europeo tras Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París).
Asimismo, Ingenostrum ha elegido Cáceres por la próxima construcción en el campus del Centro Nacional de Investigación y Almacenamiento de Energía, que cuenta con una inyección de 70 millones de euros del Gobierno, en el que trabajarán 150 científicos desde 2025. Y no solo eso. Estas empresas de nueva generación seleccionan sus ubicaciones tras evaluar las características del lugar, y los efectos que supondrá su implantación. Ahí Cáceres también gana.
«Calculamos la huella de carbono que tiene cada trabajador de Ingenostrum, por eso queremos asentarnos en espacios sostenibles como Cáceres. Pretendemos demostrar que no hace falta irse a las grandes ciudades, que aquí el coste de la vida es asequible, que se tiene un poder adquisitivo mayor con el mismo sueldo, más espacio y mejores condiciones, por ejemplo poder llevar a tus hijos al colegio sin grandes desplazamientos», subraya Santiago Rodríguez. Y es que estas empresas tecnológicas evalúan incluso su contribución al PIB de la zona, o los metros cuadrados de vivienda en los que podrán vivir sus empleados.
Esperan permisos en 2023
Buenas ideas que ya se materializan en forma de trámites. Ingenostrum trabaja en los permisos necesarios para desarrollar los tres sectores urbanísticos en los que pretende emplazarse, que tienen propietarios públicos (instituciones y fundaciones) y algunos privados. «Queremos hacerlo lo más rápido posible, pero con la mayor seguridad. Si el desarrollo avanza con los tiempos programados, podríamos tener los permisos entre junio y septiembre de 2023», subraya el CEO de Ingenostrum.
Ahora bien… ¿Cómo será el centro de datos, la joya de la corona del nuevo parque y primera instalación en la UE de este tipo, libre de carbono? Como todos los de su ámbito, consistirá en un espacio destinado al almacenamiento de los datos que los ciudadanos envían a través de los dispositivos electrónicos (móviles, ordenadores…), y que no paran de crecer con el desarrollo imparable de las nuevas tecnologías. El centro comenzará con una capacidad de 30 MW con el objetivo de alcanzar los 100 MW (incluso ampliables). Su novedad es que no dejará huella de carbono, puesto que se nutrirá de dos plantas fotovoltaicas también desarrolladas por Ingenostrum junto al parque, una de 400 MW conectada a la red y otra de 130 MW de autoconsumo. Ambas se encargarán de suministrar energía 100% verde al proyecto.
No en vano, Ingenostrum está realizando inversiones en energías renovables por distintos países (a nivel mundial tiene 9.200 MW en plantas de producción listas o en trámites). En Extremadura se encuentra involucrada en varios parques solares con 350 MW ya en operación, 550 MW en ejecución, y otros 4.904 MW en proyectos en codesarrollo con otras compañías.
La disponibilidad de estas plantas junto al nuevo parque permitirá conseguir el kilovatio/hora a 7,2 céntimos, mientras que en otras ciudades europeas supera los 20.
Además, el centro tendrá recursos tecnológicos que aprovecharán el aire del exterior para enfriar las zonas interiores donde se ubican los equipos, y contará con un sistema de refrigeración basado en la geotermia, mediante un lago artificial. Todo ello desarrollado con los criterios necesarios para obtener una certificación TIER III (muy alta) en la seguridad y fiabilidad del centro. Y es que estos espacios se han convertido en claves para la economía y las empresas, especialmente a raíz del confinamiento. Europa se ha percatado de la importancia de las tecnologías digitales en el cambio a una sociedad y a una economía menos contaminantes y sostenibles.
La ingeniería del data center ha sido contratada a la empresa Quark, experta en estos proyectos, con una cuota de mercado de más del 70% en España. Además, Ingenostrum se ha aliado con la consultora americana TLM para que el centro cacereño, entre los mayores del mundo, cumpla todos los estándares del mercado internacional.
Los centros de investigación
El resto de los usos que Ingenostrum llevará a cabo en el nuevo parque de Capellanías serán proyectos piloto de alta innovación basados en la estrategia de descarbonización. Uno de ellos se orientará a la fabricación de amoniaco verde, una alternativa muy necesaria para las empresas que producen fertilizantes con energía fósil, ya que, debido a los altos precios del gas natural y de la tonelada de CO2, han parado la elaboración de dichos fertilizantes, lo que impacta muy negativamente en el valor de la producción de alimentos.
La planta de Cáceres tratará de generar amoniaco verde a bajo coste (mediante la electricidad que facilitan las fotovoltaicas, transformada en hidrógeno verde), para exportarlo a través de los puertos de Huelva o de Portugal, o venderlo a las empresas españolas de fertilizantes. Este proyecto también incluiría, en los espacios a pie de costa, la posibilidad de lograr el agua necesaria de desaladoras, pero en Cáceres obviamente esa parte no se experimenta.
Gas sintético y biometano
Otros proyectos piloto, también con el objetivo puesto en la transición ecológica, consistirán en trabajar la metanización, «es decir, obtener gas natural sintético mediante CO2 de biogás y otras fuentes, que reacciona con el H2 verde para producir metano y biometano. En este escenario de precios e incertidumbre del suministro internacional, no solo podrían tener un coste atractivo sino, lo más importante, elevar la seguridad del suministro energético local y bajar la dependencia de las importaciones de gas natural fósil», indica Santiago Rodríguez.
El tercer centro se basará en fabricar metanol, una materia prima industrial que puede conseguirse de forma más ecológica. Y hay otro proyecto muy curioso, cuyo convenio se prevé firmar con la Escuela de Ingenierías Agrarias de la Uex, que consiste en la instalación de invernaderos verticales (vertical farming). «Resultan muy productivos por unidad de superficie, pero necesitan iluminación artificial para el crecimiento de los cultivos. La existencia de las plantas fotovoltaicas reduciría este problema en Cáceres, donde se experimentará con cultivos de alto valor para industrias como la farmacéutica o la de perfumería», desvela el CEO de Ingenostrum.
Este primer grupo de proyectos se coronaría con un amplio centro de formación ligado a la transición energética. «Faltan profesionales para la industria de los centros de datos y queremos formarlos tanto en FP como en ingenierías», afirma.
La compañía no quiere lazar expectativas del número de empleos en Cáceres hasta que los proyectos comiencen a rodar, pero su política consiste en incorporar, además de ingenieros y especialistas en distintas áreas, empleos inclusivos, es decir, personas en riesgo de exclusión y en situación vulnerable.
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