Los archiveros tienen una gran responsabilidad social e histórica en el ejercicio de sus funciones. Su trabajo diario con todo tipo de documentación hace que se sienten las bases de lo que se estudiará e investigará en un futuro para conocer y comprender el pasado. Es por ello por lo que es más que necesario sentar las bases sobre los aspectos éticos de la profesión a través de un código deontológico que sirva como mecanismo de autorregulación y conocimiento profesional.
Ser Archivista es una profesión fascinante, no hay demasiados trabajos en los cuales uno pueda decir que lo que se haga en el presente va a ser de gran importancia dentro de cien años. Es por eso que los profesionales de la información necesitan sentir pasión por la historia, deben tener ojo para los detalles y un fuerte compromiso de servicio hacia la comunidad, convirtiéndose de esta manera en los guardianes de la memoria de la sociedad.
El Consejo Internacional de Archivos (ICA) tiene como objetivo administrar de manera eficaz los archivos y su conservación, el trato y el uso del patrimonio de archivos en el mundo, y como tal, representa a los profesionales de los archivos en todo el mundo. En septiembre de 1996 aprobó en Beijing (China) elCódigo de Ética Profesional por el que se deben regir los archiveros. Este código deontológico está traducido en 24 idiomas, y se le puede considerar como uno de los principales documentos sobre la ética profesional archivística a nivel mundial.