Exposición ‘Sorolla. Dibujante sin descanso’ (con vídeo)

  • La exposición podrá ser visitada hasta el 10 de mayo de 2020, en el Museo Sorolla de Madrid, Paseo del General Martínez Campos, 37

    La exposición podrá ser visitada hasta el 10 de mayo de 2020, en el Museo Sorolla de Madrid, Paseo del General Martínez Campos, 37

  • Flor de manzano, 1885- 1886. Gouache sobre papel

    Flor de manzano, 1885- 1886. Gouache sobre papel

  • Comiendo uvas, 1898. Acuarela sobre papel

    Comiendo uvas, 1898. Acuarela sobre papel

  • Tren, ca. 1891. Pluma, aguada y tinta sobre papel continuo

    Tren, ca. 1891. Pluma, aguada y tinta sobre papel continuo

  • María tumbada, 11 enero 1896, Pluma y tinta negra sobre papel continuo

    María tumbada, 11 enero 1896, Pluma y tinta negra sobre papel continuo

  • Retrato de la familia Sorolla

    Retrato de la familia Sorolla

  • Izquierda, estudio para Alfonso XIII con uniforme de húsar, 1907. Carboncillo y clarión sobre papel continuo y a la derecha, estudio para Retrato de la Reina Victoria Eugenia con mantilla, 1907. Carboncillo y clarión sobre papel

    Izquierda, estudio para Alfonso XIII con uniforme de húsar, 1907. Carboncillo y clarión sobre papel continuo y a la derecha, estudio para Retrato de la Reina Victoria Eugenia con mantilla, 1907. Carboncillo y clarión sobre papel

  • Las comisarias de la exposición, Mónica Rodríguez Subirana, a la izquierda e Inés Abril Benavides, durante la visita guiada

    Las comisarias de la exposición, Mónica Rodríguez Subirana, a la izquierda e Inés Abril Benavides, durante la visita guiada

  • Clotilde con los hijos, día de Reyes, 1900. Gouache y toques de óleo sobre papel

    Clotilde con los hijos, día de Reyes, 1900. Gouache y toques de óleo sobre papel

  • Clotilde en el lecho, ca. 1888. Lápiz compuesto sobre papel continuo

    Clotilde en el lecho, ca. 1888. Lápiz compuesto sobre papel continuo

  • Clotilde leyendo, ca 1888. Lápiz compuesto sobre papel continuo

    Clotilde leyendo, ca 1888. Lápiz compuesto sobre papel continuo

  • Contadina de Asís, 1888. carboncillo, clarión y gouache sobre cartón pardo

    Contadina de Asís, 1888. carboncillo, clarión y gouache sobre cartón pardo

  • Vista de la exposición

    Vista de la exposición

  • Elena en Jávea, ca. 1900-1901. Carboncillo y clarión sobre papel Bristol

    Elena en Jávea, ca. 1900-1901. Carboncillo y clarión sobre papel Bristol

  • Fifth Avenue, Nueva York, 1911. Gouache sobre papel

    Fifth Avenue, Nueva York, 1911. Gouache sobre papel

  • Hombre y mujer en un sofá, 1911. Lápiz compuesto sobre cartulina

    Hombre y mujer en un sofá, 1911. Lápiz compuesto sobre cartulina

  • Joaquín y Elena estudiando, ca. 1905. Carboncillo y lápiz rojo sobre papel continuo

    Joaquín y Elena estudiando, ca. 1905. Carboncillo y lápiz rojo sobre papel continuo

  • Labrador, ca. 1903. Carboncillo y tiza

    Labrador, ca. 1903. Carboncillo y tiza

  • Niños leyendo, ca. 1900. Acuarela sobre papel

    Niños leyendo, ca. 1900. Acuarela sobre papel

  • Pareja preparada para salir, 1911. Lápiz compuesto y lápiz rojo sobre cartulina

    Pareja preparada para salir, 1911. Lápiz compuesto y lápiz rojo sobre cartulina

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Del 26 de noviembre de 2019 al 10 de mayo de 2020

José Belló Aliaga

26/11/2019

(Última actualización: 29/11/2019 08:34)

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Se ha presentado en rueda de prensa, en el Museo Sorolla la exposición temporal “Sorolla. Dibujante sin descanso”, que muestra una faceta aún poco conocida del artista valenciano.

La exposición fue mostrada en visita guiada, a los medios de prensa, por las comisarias de la exposición Inés Abril Benavides y Mónica Rodríguez Subirana.

Organizada por el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, la muestra es una ocasión excepcional para conocer la obra gráfica del pintor, con 101 dibujos que, en su mayoría, se exponen por primera vez.

La exposición podrá ser visitada hasta el 10 de mayo de 2020.

Exposición SOROLLA. DIBUJANTE SIN DESCANSO, en el Museo Sorolla de Madrid, Paseo del General Martínez Campos, 37

Cuatro secciones

La exposición tiene cuatro secciones bien diferenciadas. La primera, ‘La línea del inicio’ recoge algunos dibujos realizados por un joven Sorolla al acabar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. En ‘Dibujo, familia, hogar’ los dibujos del pintor, que se exponen en las habitaciones privadas de la familia, plasman la vida cotidiana de su mujer y sus hijos. La tercera sección, denominada ‘Grandes obras, grandes dibujos’, muestra algunos de los dibujos preparatorios más espectaculares, que demuestran la gran cantidad de estudio y trabajo que realizaba antes de cada lienzo. Destaca, entre otros, dos dibujos de grandes dimensiones (más de dos metros de alto) que realizó para los retratos del rey Alfonso VIII y la reina Victoria Eugenia. La última de las secciones, ‘La ciudad moderna’ recoge multitud de dibujos de grandes ciudades que visitaba, como París, Londres o Nueva York y que testimonian el ambiente burgués de la época.

Joaquín Sorolla

Joaquín Sorolla ha sido considerado siempre un pintor de la luz y el color. La exuberancia de su paleta, la rapidez con la que ejecutaba sus cuadros para poder fijar el instante fugaz y esa capacidad para captar la luz, subyugaron ya al público de su tiempo, como también ahora al del nuestro. Sin embargo, esa frescura en su pintura no es tan espontánea como parece. Detrás de ella hay un trabajo disciplinado y constante, multitud de ensayos, periodos de aprendizaje y preparación antes de acometer un gran cuadro. Los numerosos dibujos que se conservan de su mano son la mejor prueba de ello: tenemos constancia de más de 8.000 dibujos realizados por Sorolla, 5.000 de los cuales se conservan en el Museo Sorolla.

Dibujante prolífico

Estas cifras son la evidencia del carácter infatigable de Sorolla y nos hablan de su faceta de dibujante prolífico, un “dibujante sin descanso” durante toda su carrera. Sin embargo esta faceta es aún un tanto desconocida. Son contadas las ocasiones en las que Sorolla envió dibujos a sus exposiciones, apenas regaló algunos a personas cercanas, y a diferencia de sus notas de color, no solía colgarlos en su estudio para mostrarlos a sus clientes. Y aunque en los últimos años la obra gráfica del artista se ha ido dejando ver con más frecuencia en diversas exposiciones, la fragilidad de los materiales de dibujo y la enorme sensibilidad del papel ante la luz hacen que su exposición sea tremendamente delicada y por tanto excepcional.

La presente exposición muestra más de cien dibujos de Joaquín Sorolla, todos ellos de la colección del Museo Sorolla a excepción de tres, que han sido prestados por la Universidad Complutense de Madrid y que se exhiben al público por primera vez. La selección, sin ser rigurosamente cronológica, permite percibir la evolución que experimenta el trazo del artista, y sin ser exhaustiva, muestra los aspectos que más le preocuparon en el ejercicio del arte. A través de este conjunto pueden verse también los distintos usos que el pintor le dio al dibujo. Y es que Sorolla no sólo utilizó el medio gráfico como paso previo a su obra pictórica, a modo de preparación y exploración para sus grandes lienzos. También usó el dibujo como fin en sí mismo, como puro entretenimiento y, como no, para guardar recuerdo de aquellos a quienes más quería: su familia.

La línea en el inicio

La exposición comienza con algunos dibujos realizados por un Sorolla muy joven, que acaba de terminar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. En ellos predomina el paisaje tomado directamente del natural, en la línea de lo que venía haciéndose en la escuela levantina. Su formación académica y su paso por Roma ayudaron a Sorolla a obtener una disciplina estricta en relación al dibujo, mientras que la influencia de sus maestros, el paisajista Gonzalo Salvá, Ignacio Pinazo o Francisco Pradilla entre otros, y la de otros artistas como Mariano Fortuny, Jules Bastien-Lepage o el propio Diego Velázquez, marcaron su modo de hacer y le ayudaron a conformar el ideal hacia el cual dirigirse. Sus propios éxitos y fracasos y sus experiencias vitales le condujeron hacia una nueva forma de acercarse al natural, como se plasma en la evolución temática, técnica y compositiva de sus dibujos.

Desde sus dibujos más tempranos el pintor explora con distintas técnicas: lápiz o carboncillo, acuarela, tinta o gouache. Técnicas que utilizará ya, en mayor o menor medida, durante toda su carrera.

Se muestra también en esta sección una selección de cuadernillos de dibujo que aún hoy se conservan completos y encuadernados.

Sorolla solía llevar siempre uno consigo para dar rienda suelta a ese natural impulso de dibujar todo aquello que veía. Son reflejo de ese carácter observador del pintor y de su espíritu incansable en lo que a la plasmación de lo natural se refiere.

Dibujo, familia, hogar

De la familia del pintor se conservan numerosos dibujos en los que vemos a su mujer, Clotilde, o a sus hijos, María, Joaquín y Elena, solos o en escenas de intimidad dentro de su hogar, mientras realizan tareas cotidianas como coser, estudiar, leer o jugar. Estos dibujos son de los más bellos del pintor, porque plasman la vida cotidiana mejor que lo harían las fotografías, y además nos presentan a la familia de Sorolla a través de sus ojos. Son puro entretenimiento, y en muy pocas ocasiones serán estudio para una obra posterior.

Las salas donde hoy se exponen fueron en su día las habitaciones privadas de Sorolla y su familia. Este ámbito íntimo es el que el pintor reservó para sus dibujos, como puede verse a través de varias fotografías de la casa que se conservan en el Museo. Algunos de esos dibujos eran estudios de gran formato para lienzos y están presentes en esta muestra.

Pero en su mayoría eran pequeños apuntes de su mujer y sus hijos, que el pintor ordenó en marcos. Dos de ellos se han reconstruido para esta exposición, para dejar que revelen por sí mismos la importancia que estas “instantáneas familiares” tenían para el artista.

La ciudad moderna

Primero su curiosidad, y luego el éxito de su pintura, llevaron a Sorolla a conocer grandes ciudades como París, Londres o Nueva York. La ciudad y la vida moderna, poco reflejadas en sus cuadros, fueron en cambio un motivo muy frecuente en sus dibujos y “notas de color”, en los que dio rienda suelta a su libertad creativa produciendo obras de gran modernidad.

El dibujo como canal de experimentación y disfrute parece alcanzar su máxima expresión en 1911, durante el segundo viaje del pintor a Estados Unidos. De ese viaje se conservan numerosos dibujos realizados en los restaurantes de los hoteles en los que se alojó, como puro entretenimiento mientras esperaba a que le atendieran, aprovechando casi siempre el reverso de las cartas del menú. Son un testimonio del ambiente burgués de la época, con la moda elegante como protagonista.

De este mismo viaje el Museo Sorolla conserva doce vistas de Nueva York, tomadas desde las altas ventanas de la habitación del hotel y pintadas al gouache, que se exhiben todas juntas por primera vez en el Museo. Desde aquel elevado punto de vista consiguió composiciones muy atrevidas, por el vertiginoso picado y por la forma de plasmar el rápido movimiento de la ciudad.

José Belló Aliaga

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