23 de abril. Día del Libro y de los Derechos de Autor.

Nos cabe el orgullo de que España fue, desde principios del siglo pasado, país pionero en esta celebración, a la que otros se han  ido incorporando con posterioridad, todo ello aprovechando  la coincidencia feliz y caprichosa de los calendarios que unen en una misma fecha las muertes de Miguel de Cervantes y de William Sakespeare. Dos genios, uno especialmente, y no sólo, de la novela, el otro del teatro.

No podemos obviar que estamos en campaña electoral, y, por lo tanto, reclamamos también en este momento de los poderes públicos y de los partidos políticos que aspiran a desempeñar el gobierno de la nación en los próximos cuatro años, que presten la debida atención al libro, a la lectura y a las bibliotecas, sin olvidarnos de todo el circuito creativo/productivo; desde la autora o autor a las firmas editoriales, la distribución y las librerías, y cuantos agentes intervienen en este sector importante  para la economía de nuestro país, para su cohesión social, y, por supuesto para la cultura.

El libro es, sin duda, uno de nuestros principales embajadores en todo el mundo, y muy especialmente en el entorno latinoamericano, y lo es por obra y gracia del idioma que nos une.

Aunque parezca una reiteración, me gusta revindicar el valor cultural de la cultura, pues a veces se carga el acento en los otros aspectos extra-culturales; especialmente el económico y mercantil.

Todos los agentes citados anteriormente, y quizá algún otro,  se nutren de manera simbiótica. Todos se necesitan mutua e íntimamente, y todos, sin duda comprometen entre sí su futura existencia.

Todos los agentes intervinientes están obligados a cambiar positivamente, a evolucionar, en suma. Si no lo hacen, y si no lo hacen todos al unísono, se verán condenados a desaparecer de manera más o menos rápida.

Entre tales agentes del mundo del libro habrán de figurar, sin duda las y los profesionales, y, por consiguiente las asociaciones que nos aglutinan y nos representan. Esa es la tarea en la que estamos empeñados, una misión de la que nadie se debe sentir en exclusión.

Ese antiguo lema de “Más libros y más libres” no ha perdido vigencia. No sólo libres de cualquier suerte de censura ideológica. Hoy el libro en todos sus formatos se reclama libre de cualquier cortapisa económica, tecnológica o social.

 

Feliz día del libro

 

 

José María Nogales Herrera

Presidente

Federación ANABAD

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